Electricista y plomero de tiempo completo…
Amigo del escritor |
Oye escritor... Dime, ¿No te preocupa –como a muchos–,
lo que te depara el mañana? Porque pronto llegará el día en que nadie quiera
leerte; porque pasaste de moda, porque tu estilo es ya anticuado o porque se
extinguió la poca fama que tenías. Mira, serás como Shakespeare o como Proust, a los
que todos alaban , pero a los que nadie lee; y un poeta, un novelista sin lectores, es hombre muerto. Cuando llegue ese día... ¿Qué harás? Porque aunque
escribiendo no ganes dinero, sé bien que el saber que alguien te lee en
Indochina, en Alemania, en Turquía, te mantiene vivo; y que dinero para
malvivir como quiera lo consigues con los múltiples oficios que aprendiste
cuando joven; pero lo que te hace vivir, sentir la vida, se extinguirá cuando
los últimos lectores te abandonen; entonces sentirás un vacío, una pena. Porque escribes para tus lectores, ¿verdad? Sí, para
los pocos que aún tienes, y bien te das cuenta cuando disminuyen; y cada
pérdida, cada extravío de cada uno de ellos, sientes que te arrancan un
brazo, un dedo, una pierna, una oreja, un ojo; y te vas quedando manco, cojo,
sordo y ciego, sin más razón, sin un incentivo válido para seguir
escribiendo. Pero no te desesperes ni llores, porque te diré que
igual les pasa a los “Nóveles” y a los que no lo han ganado, porque aunque
todavía sus libros se impriman por las decenas de miles, yo he constatado que
las pilas de sus libros se quedan esperando compradores en la mesa de
novedades; porque ya pocos leen libros, ¿sabes? Porque cada vez son menos los
que buscan sueños descritos en letras. ¿Para qué? Si ahora ya todo lo leen o
lo ven en la pantallas chicas, con ellas se duermen y con ellas se despiertan,
con ellas ríen, se carcajean y también lloran; sí, ya no les es necesario
imaginarse el hielo del polo sur, si con un clic tienen imágenes fantásticas
de la Antártida que los embelesan. Así que, tarde o temprano llegará el día que ni a
ellos, ni a ti te lean, porque cada vez más agoniza la esperanza y cada vez
los sueños se mueren. Olvídate de tus sueños irreales de vender ilusiones
en cuentos y poemas, en historias cortas o en las novelas que traes en
ciernes, y mejor vete a darle con fe a esos oficios de electricista o de
plomero que tan bien te salen. Que esos sí –al menos–, te dejan unas cuantas
monedas para continuar viviendo. |
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∞∞φ∞ Ж ∞ φ∞∞ Fue así que el poeta se volvió electricista y
plomero de tiempo completo. |
Embarcado
Me compraste
Con tus palabras.
Fue una compra a pagos
Con intereses altos
Que nunca marcaste.
Hoy te debo todo.
Mi cuerpo, mi ser
Y mi alma
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