El Mar...

—¿Qué es para ti el mar? Me preguntó la chica canadiense que estaba desayunando conmigo.

No supe que responder porque de pronto me asaltaron miles de imágenes de lo que para mí había sido el mar hasta esos años de mi vida.

—El compañero, la compañía de innumerables horas nocturnas caminando por la arena o tirado en ella en muda contemplación de las estrellas. Dijeron mis recuerdos.

—El poder del chocar de las olas contra las rocas, allá abajo de un risco, de un acantilado. Respondieron mis ojos.

—La contemplación de un escuadrón de pelícanos surcando sus aguas o clavándose como saetas mortales. Dijo mi vista.

—El asesino que jala tu cuerpo y no te escapar cuando te atreves a desafiar la distancia a la playa. Dijeron mis miedos.

—El romance, el enamoramiento fugaz hacia esa chica desconocida que sonríe mientras brinca en olas primerizas. Dijo mi inocencia.

—Es la soledad. Es la soledad más bella y pura. Respondió de inmediato mi inteligencia.

—Es el abandono. Dijo mi consciencia.

—Es el deseo. Dijo mi parte más íntima.

—Es el placer. Remarcó mi cuerpo.

—Es la añoranza. Dijeron mis piernas.

—Es lo desconocido, lo profundo, lo vedado. Dijo mi temor.

No me has respondido, dijo la chica extranjera con la que compartí habitación esa noche en un modesto hotelito rústico de Mazunte, en la costa de Oaxaca.

Voltee a verla, iniciando por sus sandalias verdes; luego mi vista se siguió por sus pantorrillas, se atoró levemente en sus rodillas y subió por sus piernas hasta la falta; se detuvo en su cadera y luego continuó por su blusa ligera que dejaba ver su bikini blanco con florecillas de colores; luego retomó su camino por su barbilla, por sus labios rosados ligeramente rojos, por su nariz perfecta, por sus preciosos ojos verdes, por sus cejas delineadas y por su frente pequeña, para terminar en su pelo castaño y suelto; y de ahí regresar a su mirada.

Recordé cómo nadaba con un snorkel rentado y viejo dentro del mar, como los pececillos la rodaban y parecía que jugaban con ella, la vi reír cuando sorteaba hábil las olas, la vi pensativa al caer la noche escuchando atenta lo que el mar le dijo una noche atrás sentada sobre una roca.

Sólo alcancé a responder.

—Hoy, el mar... Eres tú.

 

            …. ∞∞…. ɷɷɷ …ϰ….ɷɷɷ…. ∞∞ ….

 

 El mar, el inmenso mar...

 

         Traición

Cascabeles en tus ojos

Me dijeron que me extrañabas.

La necedad de tus labios

la traicionaron también

tus mejillas.

 

Hoy vine, llegué de lejos.

Surcaba solitario mares de olvido,

entre olas de nostalgia y

tormentas de melancolía.

 

Vine a quedarme,

a navegar aguas tranquilas.

Contigo al timón

y yo puesto a los remos.

 

 

   Ocho cinco

En el tren de las ocho cinco parto

Hacia el norte y luego hacia el noreste

Un tramo pegado al mar

Y unas horas hacia las montañas.

 

En cada lugar algo de mi

Voy dejando

Para poder llevarme algo

De lo que en el camino encuentro.

 

A Japón vine

Para recorrerlo todo

Pero no pude hacerlo

Me faltó más alma y más corazón

Para conocerlo desde adentro.

 

 

          Ilse

Tu nombre me sabe a Isla

Lejana y perdida

Sin señal ni trazo

más allá del horizonte

 

Me recuerda

una playa solitaria

de arena blanca y fina

que contrasta en armonía

con tu piel morena

 

Ahí quiero perderme

en tus ojos de lince

y en tus pechos finos

que como olas con fuerza

me jalan hacia mar abierto

 

Por veredas vagas

y desconocidas me alejo

sin saber si volveré a ver tu silueta

en contraste con el mar de fondo

 

Mujer melancólica y triste

Lejana y pensativa

Te quedarás en mi recuerdo

Y yo me quedaré en ti

En estas letras tardías

 

 

Yo debí

Yo debí haber recogido

en la playa

una concha de nácar

para ti.

 

Pero no fui al mar.

Me quedé en casa

viendo por la ventana

los autos pasar.

 

¿Cuánto mide el amor

ahora que ya te has ido?

¿Cuánto mide el amor

ahora que no estás?

Comentarios

  1. Hola, me acabo de incorporar a tu blog y me parece genial, eres un buen escritor, tus poemas están llenos de amor, nostalgia.... Y muy bien, porque que es el hombre sin amor...

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿Qué es el hombre sin el amor de una mujer, de una sola? Es un vacío, una interrogación que se abre pero que no se cierra...

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas populares