Lo que tú no sabes...
Lo que tú no sabes... Es que yo ya me acostumbré a ti. A verte y saberte cerca, a oir tus pasos por la sala o como cae el agua de la regadera cuando te bañas. A oirte hablar, a que me hagas compañía en la mesa con dos tazas de café de por medio y un simple pan tostado con miel. Me acostumbré al espacio que ocupas conmigo en la cama, a tu presencia en el asiento contiguo del auto, a oirte llegar y al despedirte cuando te vas. No sé si eso sea amor, o costumbre, o cotidianidad... Sólo sé que es un ritual. De modo que cuando no llegas, dejas a mi cuerpo y a mi alma esperando, asomándose por la ventana, para ver si te desdices y te decides a llegar, aunque sé que no lo harás. Entonces la espera se alarga y un día se vuelve eterno, al que le sigue uno y otro más; hasta que por fín llega tu mensaje que dice: Te veo mañana. Me confirmas si vas a estar.