A una desconocida
Porque al fin y al cabo… Tú no eres para mí, más que una desconocida; y una foto no basta, o diez, o la secuencia toda de lo que fue tu infancia, tu juventud o de lo que es ahora tu madurez, para conocerte; tampoco ayuda mucho escuchar el timbre de tu voz, si yo no te he visto; y de tus fotos no puedo confirmar si eres tan alta como pareces; además, desconozco cuál es el color real de tu tez. Y no es sólo eso; porque para decir que uno conoce a alguien bien, no basta una hora, unos días o un mes de cercana convivencia. "Conocer" a alguien lleva tiempo. ¿Cuánto? No lo sé. Mira que hasta ahora me caes bien y hasta podría decir —modestamente—, que yo te caigo súper. Pero tú sabes, esas primeras impresiones con frecuencia se rompen y otras veces no corresponden a la realidad. Así que como crees que soy, seguramente no lo soy; y como yo pienso que tú eres, puede ser que seas mucho mejor. Además... Tú vives en un mundo muy diferente al mío y el mío no se parece en nada al t