Mientras tú me lees... Yo escribo
Mientras tú me lees, yo escribo. Escribo para olvidar lo desagradable del día y para recordar los momentos felices que me trajo. Escribo porque sé que soy un ser humano como cualquier otro, sin más atributos que un hombre sin atributos, y que eso no me pesa, pero tampoco hace que me vanaglorie. Este año, yo tampoco gané ningún concurso, no el grande de Literatura, el Nóbel; pero si al menos hubiera ganado el de Cuento o el de Poesía de la ciudad donde vivo, sería más que feliz. Si no gano premios, no importa, porque cada día gano más lectores que me leen desde Hong Kong, desde Indochina o de la vieja Inglaterra; y con eso me doy más que servido; lo que pagará que yo siga escribiendo. Por lo pronto, ya he revisado por enésima vez “El Ermitaño” y me parece que quedó bastante bien, de seguro será un éxito cuando lo encuentres en forma de libro en los estantes de pequeñas tiendas de souvenirs y revistas en los aeropuertos; también avancé con “Seda”, mi porno-libro, como lo bautizó