¿Por qué es importante... Saber besar?
Si algo has de aprender bien en tu vida, yo te diría que no te afanes demasiado en la técnica, en la ciencia, en una profesión o en aprender algún oficio... No digo que no lo hagas, y créeme que estará bien hacerlo para que puedas vivir bien. Pero hacerlo no te hará feliz, o más bien no te hará completamente feliz.
¡Ah! Pero si no sabes besar, todo estará perdido; y
nunca de los nuncas encontrarás la felicidad. Así que deja todo lo que estés
haciendo y mejor aprende a besar; pero a besar bien, a besar bonito, con
paciencia y con ternura, aprende a besar de una forma que no la olvidarán.
No tienes que ser brusco o acelerado, la ansiedad no
te tiene que delatar; y si besas con calma, con suavidad, descubrirás paraísos escondidos en los labios de aquel o de aquella a quien quieres besar; paraísos que ni él ni ella misma conocían, pero que ahí están, a la mano
de quien sí sabe besar.
Piensa que los besos siempre se dan; y si se dan, o
se dan bien, o mejor no se dan. Y si te limitas a los labios, realmente estás
bastante mal; te perderás de miles de sabores y texturas que cambian con los
años, con sus temporadas, con las horas, con la temperatura o con la humedad del día,
y hasta con el tipo de actividad.
Por eso, antes de que sea demasiado tarde, por favor, aprende a besar.
Déjame decirte que no hay requisitos, que no se necesita un
título de universidad, que no se requiere que seas alto, alta, guapo, bella y
de ojos verdes o azules, y tampoco necesitas un certificado de cuerpo
escultural… Porque sólo se necesita voluntad.
Y si como dicen, la práctica hace al maestro, déjame
decirte que eso no es verdad; porque todos besamos, y me parece que la mayoría lo
hacemos mal. O nos aceleramos, o nos entusiasmamos, o somos bruscos, o nos
limitamos tan solo a besar. Por eso yo tengo una fórmula que me ha resultado
infalible con los años y aplica para cualquier edad. La mejoré poco a poco,
porque créeme, por mucho tiempo, besé terriblemente mal.
Primero. Un beso sólo se da cuando sabes, cuando sientes
que el otro, la otra, espera que lo, la vas a besar. Un beso nunca es forzado,
porque un beso, no se da así como así; te lo tienes que ganar.
Segundo. Un beso no empieza con un beso. Eso es un
error general. Un beso empieza por una sonrisa, por un buenos días, por un roce
en la espalda, por un mirar a los ojos, por una pequeña atención, por decir: ¿Hola, hoy, cómo estás?
Tercero. Los besos siempre van acompañados, de un antes,
de un durante y de un después. De un abrazo, de un estrechar la mano, de un
roce discreto, de una mirada que no ve a los ojos, ni a la cara, por una mirada
que observa todo y que sabe mirar. Un beso comienza por hacerte familiar.
Cuarto. Un beso pudiera ser corto, pero tampoco
debe durar una eternidad. Y pudiera ser breve si es un beso que así se quiere
dar; pero entonces, necesariamente tiene que ser un beso de quien sí, sabe
besar.
Quinto: Un beso, no necesariamente empieza en los
labios. Empieza donde tú quieras empezar; si él, ella te permite que por ahí
puedas iniciar.
Sexto. Un beso es sólo un beso, el que le sigue es sólo
un beso, y cada beso es un beso en especial.
Séptimo. Un beso no es sólo un beso de los labios. Los
labios podrían ser como un maestro de orquesta; y los brazos, el vientre, las piernas,
las manos, los hombros, acompañan a ese beso, que se da, cuando se sabe besar.
Octavo. Un beso no termina con un beso, ni un beso es
el pretexto para continuar con todo lo que le sigue a un beso que se recibe de
alguien que sabe besar. Un beso es sólo eso, un beso. Pero créeme que si no
sabes besar, difícilmente lograrás algo más.
Por eso, deja todo lo que estés haciendo, tomate tu
tiempo y aprende bien a besar; porque ahí, empieza la felicidad.
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