Tierra de Esperanza

Disfruté como un chamaco varios capítulos de Tierra de Esperanza. Me los encontré en el Face y desde el primero que vi, me prendí de la belleza de María Teresa. Sus ojos azules me cautivaron y su cuerpo escultural me hizo tener sueños guajiros de volverme yo una versión capitalina de Santos Sandoval.

Así que con ese encantamiento perdoné los muchos errores de la conducción, de la actuación y de la ambientación. También disculpé la simpleza de los diálogos y hasta la incongruencia de cómo iban resolviendo los conflictos; de, ahora malogro la cosecha con unas arañitas que en día pudren la fruta, o unas inyecciones que harán que a los animales les dé por la nostalgia y se olviden de comer o de dar leche; o fácil, ese cuate, esa chava me estorba, lo mato, la mato, y nadie se enterará; o de me enamoro de este, de aquel, pero al que amo es al apuesto capataz.

¡Pues que no se trata de ser feliz cada día por una hora! Sí. Así es, para después olvidarse de la maldad real… Y yo, tontito, me enganché. Fui feliz cada lunes a viernes, y los fines de semana los sufrí, angustiado en adivinar que nuevas desgracias le esperaban a María Teresa, o si al ingenuo de Santos le darían una nueva tranquiza, para que quedara más que demostrado que él era el mero galán.

Eso sí, el capítulo final me decepcionó; porque ya que se habían aclarado todos los males y buenos y mafiosos habían quedado tendidos en el camino, o encerrados en la cárcel, con mucha hacienda y todo y con un halo de felicidad, las escenas estuvieron de lo más irreal. Yo que el Santos o la Harvard, hubiera contratado de menos a los Angeles Azules (de Iztapalapa para el Mundo), hubiera puesto una carpa elegante, llamado a los socios de la empresa para que se mocharan con los arreglos, con el vino, con una entrada de los novios, espectacular; y hubiera invitado a medio pueblo para festejar que en ese pequeño mundo ya todo era felicidad.

Así que esa noche me fui a dormir un poco decepcionado, pues a la celebración “algo” le faltó; y también super triste, porque María Teresa con ese último episodio desapareció, y por más que la busco en el internet o el en Face, no está. La Tierra de Esperanza se la comió.


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