La que sea... Se me hace urgente

¡Ja! Si alguien, algún día, me diera a elegir con quien yo quisiera pasar mis fines de semana, mis horas tristes, mis horas alegres, mis horas de actividad; y por supuesto, las de no tener a adónde ir, ni qué hacer; y  me dijera que tener un perro es maravilloso, que brincan, que juegan, que se acuestan contigo, que te lamen la cara, que cuando regresas del trabajo, muerto de cansancio, te esperan en el quicio de la puerta ladrando de alegría.
Y si me dijesen que otra buena opción sería un gato, porque te ronronean en la oreja, se arrepegan a tu panza, se restriegan en tu pierna; y porque te voltean a ver, como si en realidad te estuvieran haciendo caso...
O por qué no, un perico, de esos grandes, verdes, de los que hablan, que gritan, que dicen palabrotas: Abue, abue... Quiero galleta... ¡Pedrooo, Pedrooo!!! Vete a la chi...iii.. na. Que teniendo uno, la casa se llena de luz y de ruido.
¿O qué tal unos canarios? Son bonitos, tienen un color amarillo reluciente y cantan y silban todo el día y requieren mínimos cuidados; sólo un poco de alpiste, agua, un trapo para taparlos en la noche, y ya está.
¡Hey!... Qué tal un una roommate. También es una excelente opción. Que si lo escoges bien, un día tú lavas los trastes, y el siguiente, los lava él. Que son buenos cuates para la conversación, que si es educado, limpio y charlatán, no habrá más horas de soledad. Ah, y además bajarán los gastos... ¡A la mitad!
En fin, de que las hay, las hay; pero diré que yo ya he probado algunas de esas interesantes opciones, y encontré que cada una tiene sus asegunes y sus bemoles.
A ver. El perro. Hay que bañarlo una vez a la semana, con la advertencia que los veterinarios se dejan cobrar, y que las croquetas y los sobrecitos de comida cuestan una barbaridad. ¡Ah! Sin descontar que hay que sacarlo todos los días a pasear y recoger en una bolsita, algo que huele bastante mal.
Un gato es más económico, e higiénico también, cierto; pero deja pelos en la cama y en el sofá y luego se te sube en la espalda y no te deja dormir, además es un poco indiferente, y ni se entera (o le vale #$%) si llegaste tarde o si ya te vas. Un perico, unos canarios... No, pobrecitos, nacieron para volar en libertad.
En cuanto al roommate o a la room mate... o roomie, como tú lo, la quieras llamar. Caray. Ese tema merece un capítulo especial. Porque los hay de todos gustos y sabores. Si es bueno y responsable, ya la hiciste. Pero sólo falta que te salga depresivo, drogo o con megadramas imposibles de solucionar, o igual puede ser hyper sensitivo, super flojo y que meta a sus amigos y amigas al depa para venir a pistear.
Otra opción que me pareció bien fue la de tener una amiga con derechos. ¡Uuuy...! Al principio se la pasa uno ¡Super! Es una buena combinación de amiga, novia y amante a la vez... Pero qué creen que me pasó con la propia. Al final sus derechos valieron más que los míos, y la relación terminó un tanto mal.
Así que con esas experiencias, pues, decidí vivir solo por un tiempo. Ya después de que me harte, quizás me conseguiré un perro o un gato, y alguna compañía ocasional; y luego entonces… pensaré en buscar la pareja ideal. Quizás ponga un anuncio en el Face , o en el Linkedin (si la quiero muy profesional), que diga como la canción de Alfanno (En la melodiosa voz de Gilberto Santa Rosa).

Busco alguien que me quiera por siempre
Que me acepte en realidad como soy.
Ese alguien que me dé su cariño.
La que sea, venga a mí, por favor...


Pero para que no sea, la que sea; me puse a escribir una larga lista de reglas, que son más bien, para mí, requisitos indispensables. Y para no pecar de sesgado, de disparejo, en la columna Uno, escribí los que tendría que cumplir “Yo”, y en la Dos, los que “Ella” tendría que cumplir

Sé que será bastante complicado encontrar a la princesa alta, rubia, ojiverde y de cuerpo escultural; porque, a decir verdad, yo no tengo mucho que ofrecer; así que dejé de llamarla “Ideal”, por lo que, si al menos cumple con el setenta por ciento de requisitos de mi lista, me irá bien; siempre y cuando yo cumpla con un cinco con un diez por ciento más.
Va pues mi tabla de “Requisitos” por si les sirve, por si les es de utilidad. Si falta alguno, favor de hacérmelo saber, que para eso este blog tiene una sección de comentarios, o a mi mail (josefviveros@gmail.com).
Hago notar que aplica de aquí para allá, o de allá para acá; o sea, tanto para el hombre que busca mujer, como para la mujer que está en el proceso de selección de galán; y para tomar en cuenta la modernidad, para cualquier otra posibilidad.
Aclaro que no lleva garantía, porque aún no la he probado, pero espero hacerlo en la próxima, buena oportunidad.


Yo
Ella

Probaremos por un periodo de seis meses, para ver si me acoplo a tus hábitos, a tus rutinas, a tu orden o tu desorden, a tu grado de cultura o de ignorancia, a tus traumas, manías, a tu forma de partir el pan.

Pues que mejor sea un año. Eso sí, sin garantía de que yo me quedaré a tu lado, pero con las ganas de que sea así, y con la consigna de que te diré las diferencias que no me agradan, las que no me acomodan y las que de plano me molestan. Sólo te pido que tú me digas las que no te parecen de mí.
También te comentaré lo que me gusta de ti, aunque creo que tú, con tu mirada, las adivinarás.
Te propongo que para subsanar diferencias, lo hagamos con un dialogo educado, sin que nos atrincheremos en nuestros puestos de batalla, con el ánimo de corregir, cambiar o modificar.
Yo no soy Romeo ni tú Julieta, pero si te escogí, o si tú me aceptaste, por algo será.
No existe la pareja ideal, ni el príncipe azul, ni la princesa dorada, bonita y super educada; así que siempre habrá algo que tolerar; que si no es enorme y no incomoda tanto, se habla, y se le puede dejar pasar.
Cuando despierte quiero verte a mi lado, como si fueras la amiga que vino a quedarse a mi depa ayer.
Cuando me acueste, quiero sentirte como el compañero, el amigo, el novio que se convirtió en amante, con el que me siento bien.
Yo no soy más que tú, pero tampoco soy el mandadero de mañana tarde y noche, no soy el plomero, el albañil ni el electricista; pero mira que si lo hacer, de vez en vez, con gusto lo haré.
Si vivo contigo no es para compararme. El matrimonio es una pequeña sociedad; y en esa, no es mi idea ser la criada, la lavandera, ni la cocinera de todos los días, ni la de los fines de semana. Pero que tal, si en conjunto limpiamos la casa, lavamos la ropa y cocinamos una cena gourmet, puede que con el tiempo la llevemos bien.
Tú serás lo más importante para mí, con tus defectos, con tus errores, con tus virtudes, con tus prejuicios; ni la casa, ni el auto, ni los hijos, o los hobbies estarán antes que estar junto a ti. ¡Ah! Pero sí déjame un poco de tiempo para mis pasatiempos y para salir a tomar una copita con mis cuates.
Sale, pero no se vale llegar a la casa cayéndose de borracho, perder la forma y la formalidad.
Yo también quiero ser lo más importante para ti, porque tú serás lo más importante para mí, con tu pancita, con tus manías, con tus ronquidos; aunque de vez en cuando iré a tomar un café con las amigas, y con los amigos también.
Las vacaciones se toman siempre juntos, así sea para ir a Acapulco, a Cuernavaca o a París, con la consigna de que son para pasarla Ok.
De acuerdo con que sea siempre juntos, pero que no sea para estar todo el tiempo juntos, que uno tenga tiempo y espacio para leer, caminar solo, en paz.
En esta casa, depa, se hace el amor a las 9, o a las diez (aunque puede ser a las once o a media noche) si estás y si no estás, pues ni modo... Esperaré.
Haremos el amor, siempre y cuando sea de manera convenida, en esta casa, en el campo, en donde nos dé la imaginación y nos lo permita el pudor, o lo que entendamos de él; que si es una vez a la semana, va bien, que si dos o si son diez, también estará bien.
No tengo problema en que el hombre sea un caballero en la sala y sea un perverso en...
Yo tampoco tengo problema de que la mujer sea una dama en la sala; y en otros lados, también, sea una dama.
Lo que pasa en la recamará, se queda en la recámara.
Lo que pasé en la recámara, se queda en la recamara, lo que pase en la sala, se queda en la sala, y en general, lo que pase en la casa, o entre tú y yo, entre tú y yo, se queda.
Nos acostaremos siempre juntos, en las buenas y en las malas, con alegrías y con satisfacciones, con enojos o con molestias, pero siempre juntos en la misma cama.
Sale. La cama será terreno neutro para soñar y recordar los buenos momentos, o para disolver con el sueño y el descanso enojos y sinsabores, de esos que se dan porque dos gentes diferentes decidieron vivir juntos.
Sólo exijo que no sea una cama ni chica ni enorme. Queen size me parece justo, para estar juntos cuando hace frío, cuando se siente bien; para estar separados cuando hace calor, cuando todo no vaya bien.
Dejaremos para el amor, obligatorio, al menos, un día a la semana. El día en que los dos estemos de acuerdo; y si ese día, por alguna inconveniencia importante, no se puede, igual lo dejaremos para otro después.
De acuerdo, con la consigna que para ese día no se valdrá: Hoy estoy super cansado. Hoy hubo muchos problemas en el trabajo, Uuuy. Como que hoy no me siento con ganas, ¿Sabes? Se me olvidó.
Ese día, si es posible, dejaremos afuera, problemas, enojos, molestias, y durante el día nos daremos el tiempo para no estar al final del día agotados, para poder platicar.
El sexo no es un refugio de tristezas, de depresiones, de molestias externas.
Me parece bien, pues el sexo es el momento para estar juntos, tú y yo.
Me verás siempre limpio, y otras veces casual. Elegante o formal cuando sea necesario, cuando lo requiera la sociedad.
Trataré de estar arreglada, sin que raye en la exageración. Si alguna vez estás elegante sólo para mí, para salir a cenar, me sentará bien.
Déjame arreglarme de vez en cuando, aunque sí y no sea para ti, como si tuviéramos una cita importante que atender.
Los trastes, un día los lavas tú, y el siguiente los lavo yo.
Los trastes los lavamos los dos, igualmente se recoge la mesa, se secan y se vuelven a guardar. Lo mismo aplica para lavar la ropa, para barrer la sala, para trapear la cocina.
Si iniciamos en una talla, la idea es que sigamos por años en la misma o en una ligeramente superior. También se vale volverte flaca, pero no un tonel que me tire de la cama.
No se vale descuidarse y volverse el gordo con quien cuesta trabajo acostarse. Yo por mi parte trataré de seguir igual. En todo caso, como en el amor, de manera consensada seremos unos gorditos que se quieren o unos flacos que se siguen amando igual.
Si tú trabajas afuera y yo también la limpieza de la casa de preferencia se paga con alguien que la venga a hacer.
Los gastos de limpieza van por cuenta de los dos, así como de la alacena y en general los de la casa. Fuera de eso, tu dinero es tuyo y el mío es mío y de nadie más.
Antes de estar juntos, era: mi depa mis reglas; o tu depa, tus reglas. De ahora en adelante será: nuestro depa, tus reglas más las mías.

De acuerdo, pero siempre y cuando, cada una de éstas, sean convenidas. Y no nos molestaremos por cambiar esas reglas menores, esas manías: dejar la ropa tirada, sentarse chueco, aplastar o doblar la pasta de dientes, y demás...
La mascota, si es que la llega a haber, se decide y se elige de manera mancomunada, y las responsabilidades de bañarla, cuidarla, limpiarla, sacarla a pasear igualmente se comparten.
No se vale que llegues con un perro nuevo, con un gato que te encontraste en la calle y “Pobrecito” lo trajiste.
Las mascotas, como los hijos, son una responsabilidad y exigen cuidados, cariños y gastos en que los dos debemos aportar.
Las mascotas no duermen en la cama, ni entran a la recámara, tampoco comen en la mesa ni cerca de ella.
Las mascotas son como los hijos... Pero no son los hijos. Si dejamos una distancia sana con ellas, me parece Ok. Pero también se vale apapacharlas, hacerles sentir que son importantes y que se les quiere bien.
No se vale levantar la voz, que para llegar a eso antes están las palabras y las razones, la comprensión y la voluntad. Tampoco se vale una cerrazón.
En cuanto a las discusiones, que las habrán, dejemos que pase el enojo, el coraje, y luego con calma, cada quien las piensa por su lado y después se platican entre los dos.
Confieso que tengo algunos vicios. Unos buenos, otros regulares y algunos que no quiero contar. Leo por las noches hasta las dos o tres de la mañana, pocas veces son algo que valga la pena, otras son pura ficción, me gusta echarme unas copitas de vez en cuando, sin que llegue a trastabillar.
¡Ah! yo también tengo algunos, pocos, pero vale la pena contar. Me gustan los detalles y me hará falta tener tu atención y tus abrazos…

Si tú ganas mucho, más que yo, no le veo problema. A mí me va bien que tú tengas éxito y que seas feliz.


Si gano más que tú, que bien; si tú ganas más que yo, también. Si tienes éxito, estaré orgullosa de ti, pero te esforzarás para que el orgullo que sienta, crezca. Yo también me esforzaré para que el orgullo que tú sientas por mí, también se fortalezca.
Una o dos veces, de vez en cuando, pasarás por mí al trabajo. No sé, para ir al cine, para pasar a cenar. Bueno, al menos, para regresar juntos.
Tú vendrás por mí a esperarme a la salida del trabajo, cuando puedas, cuando te sea posible, y de ahí, podremos irnos, qué sé yo, a bailar.
Deja que te acompañe en tareas menores, que sé yo, ir al mercado,  verte cuando lees, acompañarte al super, ir a comprar el pan, pasear al perro, llevarte al trabajo; o ir a ver a tus papás, sin que se vuelva una costumbre forzada de todos los fines de semana.
Deja que te ayude a manejar, que recoja tus pantalones de la tintorería, que te ayude a limpiar el auto, o a cortar las flores del jardín. Dejaré que cargues las cosas pesadas, que empujes el carrito del super, que cargues a los niños, que los lleves a pasear.
Te propongo hacer todo lo que pueda para estar siempre junto a ti. Te propongo un amanecer, miles, y otros tantos atardeceres; porque de eso se trata vivir.
No te ofrezco ni el sol ni la luna o las estrellas, más que cosas simples, las que se dan día a día.
Lo acepto, siempre que no seas pesado ni molesto, y acepto que camines a mi lado sin que tampoco yo sea una carga para ti.

El pasado quedará en el pasado. Que si tuve cien amigas de besos y de abrazos, que si fui un galán de cuadra, todo queda en el pasado.

Me parece bien. Piensa que fuiste mi primer novio, y no te importará si antes haya tenido cinco amigos o diez, con quienes salí a tomarme un café. Que, si fueron mejor que tú, más altos, más guapos, más fornidos, o más cumplidores... No lo sé ni me acuerdo, y si no me acuerdo, pues no pasó; y como dices, el pasado se queda ahí, en el pasado.
Dejaremos un día, o dos por semana, para salir juntos a tomar una taza de té o de café.

Con la consigna de que siempre tratemos de que seamos sólo tú y yo; aunque haya niños, aunque haya mascotas, aunque haya compromisos.
Dicen que con el tiempo y la pasión se acaba. Puede ser que sí, puede ser que no.
Si hay respeto y cariño, creo que podrán durar una eternidad.
Nada de que con el paso de los años, la pasión ya se terminó, que ya no hay.
Para mí el matrimonio es una relación de amistad y de intimidad. Si las dos persisten, si hacemos que persistan, no habrá necesidad de contar los años que pasen ni fijarnos si nos pusimos gordos o flacos, si nos hemos encorvado, si ya perdimos velocidad.
Y bueno, si el setenta el ochenta por ciento de lo que aquí estipulamos no se cumple, después de que hallamos tratado por todos los medios de mejorarlo; entonces, cada quien toma sus cosas y se va por su lado, así como llegamos.
Si el porcentaje no es lo suficientemente positivo para cualquiera de los dos, igual la cortamos, y si hay algo que no se puede mejorar y que moleste, igual cada quien agarra sus cosas y se va.
Pero antes tratemos de no llegar ahí.

       …. ∞∞∞∞…. ɷɷɷɷ …. ϰϰϰϰ …. ɷɷɷɷ…. ∞∞∞∞ ….

       


          Cuando tú...
Cuando tú me vayas perdiendo
Entonces, me habrás perdido.
Y no habrá medicina ni remedio
Que pueda sanar mi corazón herido.

Y pensarás que como yo todavía te quiero,
Podré borrar, podré olvidar, podré perdonar.

Cuando tú me vayas perdiendo
Entonces me habrás perdido.
Y no habrá llave ni ganzúa
Que abra mi corazón sentido.

Ya no habrá después
Ni día de verano o de invierno
En que yo siga a tu lado.
Ni oportunidad, ni chance
De descaminar el camino recorrido.

Cuando tú me vayas perdiendo
Sabrás que me has perdido.



Un Poema para ti
Al verte así
Parece que estás aquí
Y que te puedo abrazar

Tu pelo suelto
Tu blusa roja
Hacen que me acuerde
De ti.

A la distancia
Eres más bella
Que seis meses atrás.

La nostalgia es algo
Que nos une y que no
Nos dividirá

Jamás.



Comentarios

  1. Mi querido Paco

    Por supuesto que es mejor un compañero o una compañera que un perro o un gato o un perico o un canario que se yo.

    A mí me parece que la lista está muy padre, pero no siempre se cumplen las reglas y menos en un matrimonio, o en una convivencia de pareja, porque las cosas cambian, las circunstancias cambian, los pensamientos cambian…

    Lo ideal sería que se cumpliera todo lo de la lista que hiciste, pero también las experiencias que se van teniendo a lo largo del camino sirven y a mí me gustaría agregar lo siguiente:

    “La confianza mutua que se debe de entregar en una relación, esa fuerza magnética que debemos de sentir los dos, esa seguridad de que todo va a estar bien”

    En una relación nunca se sabe si se gana o se pierde, lo importante es jugar ese juego de sentimientos, con conciencia, con fe, con alegría.

    Saludos

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