Radiografía de un Loco

 Comencé a perder la razón desde hace muchos años. De la fecha no me acuerdo; tampoco puedo definir si fue cuando hacía un frío de aquellos que entumen los pies o si fue cuando hacia un calor endemoniado, como yo definía al invierto a su mitad de temporada o al verano en su pico más puntiagudo.

Era yo un jovenzuelo y desde entonces ya de vez en cuando se me chispaban ideas disparatadas sin sentido ni coherencia a algo que estuviera sucediendo afuera; porque tenían que ver con lo que pasaba en mi cráneo y brotaban de mis labios como plantas de mala hierba.

Desde entonces los demás comenzaron a ponerme motes: el “Seso loco”, “Zobek”, en franca alusión a un personaje de mis épocas de chamaco, al que yo imitaba sosteniéndome sólo con dos dedos de una rama de guayabo teniendo los ojos vendados, o “Huarache veloz”, porque siempre andaba a la carrera persiguiendo mariposas u ocupado en inventos que sólo dentro de mi cerebro funcionaban.

“Lo malo de Paco... Es que siempre dice lo que piensa” decían de mí los demás con frecuencia. ¡Ah! Caray. ¿Qué no es eso lo que les pasa a todos los locos? Me preguntaba, y seguía sin entender por qué mi comportamiento les extrañaba.

Yo hoy, ya en plena loquera, eso en realidad es lo mejor de mí; y no sólo lo que pienso, sino también lo que hago, lo que muevo. Todo lo digo, todo lo saco, porque no quiero que nada se me quede y me contamine.

Que si estoy loco, que si divago y ando por las calles desde que amanece hasta que anochece o si a veces regreso a casa hasta las dos o tres de la mañana, y si siempre soy un solitario que vive pensando en cómo sería la vida si todos como yo perdieran su cordura, no me importa. En este mi pequeño mundo todo funciona bien, todo encuadra.

 ….∞…. ɷɷɷ …ϰ…ɷɷɷ…. ∞….

 

     Posesión

Un loco se ha venido

a refugiar en mi cuerpo.

Se ha apoderado de mi mente,

y no me deja dormir.

 

Me despierta

a las doce de la noche,

y me obliga a escribir

poemas que nadie lee

y que sólo a él le gustan

(Hasta creo que los disfruta

con un masoquismo insano).

 

Me obliga a esperar

al cartero a esa hora

y a hacer llamadas

de larga distancia 

a mis hermanos,

con un teléfono de plástico.

 

Amigo.

Ven pronto en mi auxilio,

y líbrame pronto,

pronto, pronto.

De este loco...

 

Que soy yo mismo.

  


Pinche Loco

Ayer vi a un loco

que iba por la calle,

corriendo y gritando.

¡He escrito un libro!

He escrito un libro.

 

He escrito un libro

de poemas.

 

En primera,

en segunda

y en tercera

dimensión.

 

Un libro de poemas

que no riman.

 

Yo me dije:

¡Pinche Loco!

No se ha dado cuenta

que existen miles,

quizás millones

de locos como él,

que han escrito,

libros de poemas.

 

Ayer cuando pasaba

por los espejos

de las tiendas

de la calle.

Vi a un loco con mi cara,

que corría y gritaba:

¡He escrito un libro!

He escrito un libro.

 

He escrito un libro.

 

Un libro de Poemas.

 

El Oficio de Poeta

El oficio de poeta

es un oficio triste.

 

Somos los solitarios,

los desarraigados,

los incomprendidos,

los locos.

Los que no entienden nada,

y los que entendemos todo.

 

El oficio de poeta...

Es un oficio triste.

 

 

Mis Días Son Largos

Mis días son largos

y mis noches una adivinanza

sobre todo, si me acuesto con la luna

y aún más cuando lo hago contigo.

Entonces bajo las sabanas

hay mil estrellas y mil sueños que no acaban

y soy geógrafo, gourmet y loco

de las partes de tu cuerpo.

 

Al principio nuestros diálogos son largos

y al final son monosílabos.

Luego tomo un descanso

en ese valle llano y suave,

para otra vez caer

en la obscuridad,

en la profundidad

de la noche

de tu cuerpo.

 

. . . ----------. . .

Bienaventurados

los locos y los que escriben poesía.

Porque de ellos será el reino de los sueños.

. . . ----------. . .

 

 

La Amante Perfecta

Eres la pequeña,

la socavadora,

la amante perfecta.

La que nadie entiende,

la que a nadie entiende.

La que en un instante

todo quiere

y en otro

todo detesta.

 

La de los polos,

la de los nadires,

la de las incongruencias.

La gran animadora,

la gran aguafiestas.

La que constantemente

se encuentra

y se pierde

a sí misma,

en sí misma.

 

La tonta, la lista,

la tierna, la agria,

la suave, la dura,

la risueña, la melancólica,

la razonadora, la necia.

 

Eres la pareja ideal,

la amante perfecta.

 

De un loco,

de un revolucionario,

de un músico...

 

De un poeta.

 

 

Un Poeta

Un poeta

te lo puedes encontrar

en cualquier parte.

 

Tirado junto a un bote de basura.

Amarrado a un tubo del tranvía.

Caminando solitario por el parque

(a las tres de la mañana).

Perdido en la plaza más concurrida.

Leyendo en un café poco afamado.

Creyendo que la tierra aún es cuadrada

Gozando del minuto en ese instante.

Correteando a una mosca inalcanzable.

Volando por las nubes sin destino.

Corriendo como loco sin sentido.

Y a pesar de todo.

 

Pasar desapercibido.

 

 

      Yo

Yo arranco

de los sentimientos

el más profundo,

de los odios

el más caótico,

y de los deseos

el más puro.

 

Porque soy

el desarraigado,

el descomprometido

y aparte loco.

Loco que no se nota

a primera vista

al menos,

y te digo lo que quiero

como, y cuando quiero.

Sin ataduras,

sin protocolos,

sin esoterismos.

 

Te encuentro virgen

cada día

y cada día pierdo.

 

Eres receptáculo, olla,

cubeta, cazo.

Donde descargo

mi vacío,

mi enojo,

mi cansancio.

 

Te dije acaso

alguna vez mi nombre.

Me llamo

Sol, viento, aire,

Fuego, lazo.

Que amarro pero no ato,

que alumbro, muevo, quemo,

pero no daño.

 

Eres el lugar exacto,

la cama blanda,

el camino largo.

 

Te descubro

en la yema de mis manos

y te pierdo un poco

más abajo.

 

Qué más quieres que te diga

si me conoces,

desde ese…

16 de marzo.

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