Porque amar y querer no es igual
Mientras escucho “What a wonderful world” de Louis Armstrong recuerdo que te quise, que te quise tanto que tu recuerdo me lo encontraba hasta en la sopa, y también en las arrugas de la almohada; y ni qué decir de las cosas obvias que realmente lo gritaban al encontrármelas en los lugares más insospechados de la casa. No sé, tu lipstick, el de un rojo tenue, encondido en lo más hondo de un cajón, una de tus pantis negras que se quedó debajo de la cama, o tus cabellos que en un cepillo se amarraron, como si fuera algo de ti que en mi baño pretendió quedarse.
Te quise tanto y a lo mucho, que me
fue casi imposible irme desprendiendo de tus recuerdos; porque no es verdad que
un clavo saca a otro clavo, sino que lo clava más; porque no es verdad que el
tiempo cura todos los males, sino los agrava.
Pero poco a poco de forma paulatina
tus recuerdos se fueron desvaneciendo, como si los fuera borrando con una vieja
goma, de esas que no se gastan de tanto borrar.
Y no digo que te amé, porque también
lo hice. Pero amar y querer no es igual. Existe una diferencia abismal.
Amar es de un instante, de una
temporada, a lo sumo de unos meses. Llega, pega, y se va.
Pero querer permanece; es más suave,
más sutil, más profundo y verdadero. Con el tiempo echa raíces y no desaparece
de pronto, sino se desvanece; y por lo mismo, duele.
Querer es siempre el comienzo y es
el final.
Así que ahora que ya no te quiero,
como tanto te quise, soy otra vez un hombre libre.
Aunque de esa enfermedad me quedo
una secuela permanente:
Que como te quise yo, ya no podré
volver a querer... Jamás.
Seamos realistas...
pidamos lo imposible
Seamos realistas...
Pidamos lo imposible.
Que un día tú me
quieras
Y que un día
Yo te deje de querer.
Porque nos encontramos,
sin buscarnos.
Y nos buscamos,
sin encontrarnos.
Y sin tú quererme de adeveras
Yo te sigo amando siempre
tanto.
Y así, embonamos justo
como anillo al dedo.
Por eso,
Seamos realistas
y pidamos lo
imposible.
Que un día.
Verdaderamente tú me
quieras.
Y que un día.
Sinceramente, yo te
deje...
De querer.
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