¿Por qué leemos?
Si se sabe leer, cada día se lee. Se lee el encabezado del diario antes
de abordar el autobús, se leen los anuncios comerciales que irrumpen nuestra
vista en la calle o en subway, se lee el menú del restaurante, se leen libros
especializados para cursar una carrera, para tener un oficio... Y por gusto, se
leen libros y revistas de todo tipo, folletines, panfletos.
En fin... Siempre se está en contacto con las letras. Siempre.
Entonces... ¿Para qué leemos? Si cualquier escrito por complicado que
parezca solamente utiliza veintiocho letras y un número menor de signos; y al
parecer, muy poco se podría hacer con esas escasas herramientas; y además –después
de que hayamos obtenido una educación y un título–, leer sólo nos reporta
beneficios magros; incluso, cuando se trata de leer literatura, leer tiene poco
sentido; pues como lo admitió Borges: “… que la literatura consiste,
esencialmente, en ordenar palabras a lo largo de una línea, y que las
posibilidades de verdadera renovación son escasas para un arte tan antiguo y, a
la vez, tan limitado, ya que su único medio de realización son las palabras.”
Y para colmo, leer literatura no nos da ningún grado académico y no nos
reporta ganancias económicas; al contrario, nos cuesta, nos ocupa tiempo; hasta
podemos decir que lo resta a otras actividades que pudieran ser más placenteras.
Yo entonces regreso a meditar y me pregunto: ¿Por qué yo leo literatura?
Seré un tonto, o alguien a quien le gusta perder el tiempo...
En intentar una respuesta, encuentro un ejercicio delicioso.
SE LEE
Se lee para conocernos.
Se lee para desconocernos.
Para buscarnos, para perdernos,
para ser y para dejar de ser.
Se lee para saber que las palabras
son poesía y son canciones,
son imágenes y son colores.
Son aventuras, son tristezas,
Son enojos, son molestia,
son carcajadas.
Se lee para saber que la voz
también está contenida en letras y en signos,
que el lenguaje de la humanidad es uno.
Que igual siente el que vive cerca del mar,
que el que vive en la montaña, o en el desierto,
el que vive en la opulencia,
y el que vive en la miseria.
Se lee para no ser humano.
Para volverse árbol, pez,
perro, piedra, viento.
Se lee para ser otros,
para conocer a otros.
Se lee para sentir lo que sienten otros.
y para conocernos a nosotros mismos.
Se lee para ver en otros ojos,
para oír por otros oídos,
para calzar otros zapatos,
para andar descalzo.
Se lee para conversar,
para hablar consigo mismo.
Para no estar solo.
Se lee para oír hablar al alma.
Se lee para viajar, para caminar,
para salir del cuarto, para meterse a otros.
Se lee para vivir otros días.
Para ir al pasado,
para explorar el futuro
Se lee para nadar mares,
para ir a las estrellas,
para volar cielos,
para hundirse en la tierra,
para salir de ella.
Se lee para ser lo que se quiere ser.
Se lee para odiar y para dejar de odiar.
Se lee para matar, para dar vida.
Se lee para morirse, para volver a nacer.
Se lee para amar, para desear.
Se lee para enamorar.
Se lee para pecar.
Se lee para llorar.
Se lee para reír.
Se lee para sonreír.
Se lee para disfrutar, para tener placer.
Se lee para suspirar y para languidecer.
Se lee para imaginar.
Se lee para despertar.
Se lee para soñar.
Se lee para volar.
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