Georges Bataille. EL EROTISMO

Un libro extenso y complejo, no por el tema mismo; sino por las ideas que expone en él Bataille. No son lo suficientemente claras ni tienen una secuencia del todo lógica. Además de que Bataille “Cantinflea”. Un término muy mexicano que significa que habla y habla y no dice nada, o casi nada; lo que añade confusión a lo que expone. Mi última queja es que Bataille hace demasiado énfasis en tópicos que no merecen tanta importancia, como la muerte, la transgresión, la prohibición, lo divino, lo sagrado, la religión, etcétera. Además de que le confiere demasiados párrafos y referencias a la obra y a las ideas del Márquez de Sade.

Lo releo, después de leerlo hace cuatro años con el ánimo de descubrir nuevas ideas sobre este tema tan importante y necesario para que vivamos felices.

Veo que el libro está lleno de notas de la primera lectura, las amplio y al final de mi relectura medito si lo recomendaría leer... No, necesariamente. Ya es un texto desactualizado y hasta anticuado.

Pero para no ahondar más en ese tema, mejor hago mención a varios párrafos del libro de Bataille (los que dejé entre comillas),  muchos de los cuales son profundos y hermosos.

Por mi parte anoto dos o tres comentarios propios; aunque no abonaré, como Bataille, en que el erotismo necesariamente está ligado a la violencia y a la violación, ni en que el rol principal en una actividad sexual, lo lleva el hombre.

Van pues los textos de Bataille y los propios, sobre algo tan importante en la vida para poderla vivir bonito.

“El espíritu humano está expuesto a los requerimientos más sorprendentes. Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos lo aterrorizan”

“... el erotismo es la aprobación de la vida hasta en la muerte”.

“La actividad sexual reproductiva la tienen en común los animales sexuados y los hombres… Sólo los hombres han hecho de su actividad sexual una actividad erótica”.

“Somos seres discontinuos, individuos que mueren aisladamente en una aventura ininteligible”.

“Todo erotismo es sagrado”.

“EL terreno del erotismo es esencialmente el terreno de la violencia, de la violación”.

Bataille pinta al erotismo como algo violento, transgresor. No considera que el erotismo es en sí un refinamiento del acto del amor, tangible, práctico, que combina todos los sentidos con el movimiento, con el habla, con la capacidad de emitir sonidos. Por lo que para el erotismo cualquier ternura, forma, posición; incluso, crueldad, constituyen herramientas del placer y del deseo; y no importa si por satisfacer ese deseo se inflige dolor y se cae en la violencia, siempre y cuando estén permitidas.

“Toda la operación del erotismo tiene como fin alcanzar al ser en lo más íntimo, hasta el punto del desfallecimiento”.

“En el movimiento de disolución. Al participante masculino le corresponde un papel activo, la parte femenina es pasiva, (y es) la que es disuelta como ser constituido, (la cual) para el participante masculino sólo tiene un sentido: el de preparar una fusión en la que se mesclan dos seres que, en la situación extrema, llegan juntos al mismo punto de disolución”.

El acto sexual erótico realmente es un acto acordado entre las partes, donde ambas partes tienen el derecho y hasta podría decirse la obligación de poner en práctica sus conocimientos y experiencias eróticas; por lo que no sólo le corresponde al hombre el papel activo. El erotismo no distingue entre quien toma el rol activo, más bien existen roles participativos simultáneos o de efecto-respuesta.

De esta manera el erotismo se puede entender como un resultado del estudio y la práctica del acto sexual, mediante el cual se logra un refinamiento de éste, y una vez que se alcanza, queda para ejercerla con la pareja, o en cualquiera otra relación nueva.

“la acción decisiva es la de quitarse la ropa. La desnudez se opone al estado cerrado, al estado de la existencia discontinua. Es un estado de comunicación, que revela un ir en pos de una continuidad posible del ser, más allá del repliegue sobre sí. Los cuerpos se abren a la continuidad por esos conductos secretos que nos dan un sentimiento de obscenidad. La obscenidad significa una perturbación que altera el estado de los cuerpos que se supone conforme con la posesión de sí mismos, con la posesión de la individualidad, firme y duradera”.

“El erotismo de los cuerpos tiene de todas maneras algo pesado, algo siniestro... siempre actúa en el sentido de un egoísmo cínico. El erotismo de los corazones es más libre. Si bien se distancia de la materialidad del erotismo de los cuerpos, procede de él, a menudo es sólo uno de sus aspectos, estabilizado por la afección recíproca de los amantes”.

“La pasión de los amantes prolonga... la fusión mutua de los cuerpos. La prolonga o es su introducción. Pero para quien está afectado por ella, la pasión puede tener un sentido más violento que el deseo de los cuerpos”.

“Si el amante no puede poseer al ser amado, a veces piensa matarlo; con frecuencia preferiría matarlo a perderlo. En otros casos desea su propia muerte”.

Es cierto. Este es el principio de muchos homicidios pasionales, de incontables triángulos amorosos; donde el amor, el erotismo y la pasión, ya no existen dentro de un matrimonio, sino fuera de él.

“Le parece al amante que sólo el ser amado... puede realizar lo que nuestros límites prohíben: la plena confusión de dos seres, la continuidad de dos seres discontinuos. La pasión nos adentra en el sufrimiento... es la búsqueda de un imposible”.

“La pasión nos repite sin cesar: si poseyeras al ser amado, ese corazón que la soledad oprime formaría un solo corazón con el ser amado. Ahora bien, esta promesa es ilusoria, al menos en parte. Pero en la pasión, la imagen de esta fusión toma cuerpo -y en ocasiones de manera bien diferente para ambos amantes- con una intensidad loca”.

“El ser amado es para el amante la transparencia del mundo”. “Es… el ser pleno, ilimitado, ya no limitado por la discontinuidad personal.”

En muchos casos este “ser amado” no corresponde al ser con el que pasamos la mayor parte del tiempo, es decir, al esposo, a la esposa; sino al amante. Pero... ¿Por qué debe ser el Amante el que hace sentir placer al compañero, a la compañera de la vida (y él o ella a ella o él), y no nosotros?

¿Por qué otro, otra, juega el papel erótico; cuando nosotros hemos cumplido en todo lo demás hasta el cansancio?

Simplemente porque hemos descuidado por nuestra parte nuestro rol erótico en el acto sexual; también porque no nos hemos aventurado a ir más allá del acto sexual casero y simple. De modo que ese otro, otra, en la cama (o donde sea) hace arte, y con él, ella, nos entregamos hasta quedar sin vida.

Claro que el o la amante no carga con la responsabilidad de convivir día a día desde la mañana, tarde y noche con el o la compañera de recámara, y su rol se circunscribe a la parte erótica.

“La experiencia erótica... es una espera de lo aleatorio: es la espera de un ser dado y de unas circunstancias favorables”.

“La poesía lleva al mismo punto que todas las formas del erotismo: a la indistinción, a la confusión de objetos distantes. Nos conduce a la eternidad, nos conduce hacia la muerte y, por medio de la muerte, a la continuidad”.

“...el erotismo es la actividad sexual del hombre, es en la medida que ésta difiere de la sexualidad animal. La actividad sexual de los hombres no es necesariamente erótica. Lo es cada vez que no es rudimentaria, cada vez que no es simplemente animal”.

Como Bataille lo define, nos quedamos en la parte animal, o muy cerca de ella, pero muy lejos del erotismo. El erotismo nos da miedo porque significa apertura de cuerpo, pero sobre todo del alma. El erotismo inicia cuando se consolida la confianza.

“El hombre se define por una conducta sexual sometida a reglas, a restricciones definidas. Así, el hombre es un animal que ante la muerte y ante la unión sexual se queda desconcertado, sobrecogido”.

“la vida es siempre un producto de la descomposición de la vida”.

“No existe prohibición que no pueda ser transgredida”.

“Al igual que la crueldad, el erotismo es algo meditado”.

El erotismo va desde lo vulgar hasta lo sublime. Y cualquier recoveco, cualquier extensión del cuerpo, o cualquier elemento ajeno a él que le sea útil es permitido bajo el acuerdo mutuo de que quienes participan obtengan placer. También va desde lo permitido hasta lo prohibido, que deja de serlo porque cuenta con el consentimiento de quienes en el acto sexual participan. Aquí aplica: What happens in Vegas stays in Vegas.

Muchos le tenemos miedo al erotismo porque significa una apertura. El acto sexual lo limitamos básicamente a la intersección repetida de las partes sexuales y a algunas caricias, contadas y prácticamente repetitivas, como repetitivas son las formas en que ejercemos el acto sexual; entonces el erotismo es inexistente, es tiempo perdido, impráctico e innecesario.

En ocasiones nos proponemos ejercer el erotismo cuando nos está vedado el alcanzar el acto sexual con una persona, para lo cual primero debemos derribar las barreras de la desconfianza, ganarnos su amistad, su cariño; y su aceptación, como personas que poseemos un cuerpo suficientemente deseable. Entonces cuando el conquistar a esa persona se vislumbra como un objetivo con muy pocas probabilidades de alcanzarlo, nos volvemos románticos y eróticos, aunque sea de un erotismo rudimentario, con asperezas con falta de pulimento, que corresponde a nuestra finura o no de nuestra conducta, la que, por fortuna para nosotros, coincide con la de esa persona a la que se desea.

Nos volvemos eróticos antes del sexo, desde el flirteo, y en el acto sexual mismo, a sabiendas que un pobre desempeño físico y erótico cancelará toda oportunidad de un segundo, y de múltiples encuentros sexuales, para el que nos costó tanto trabajo su aceptación y su consentimiento.

Aunque se corre el riesgo de que, una vez asegurada la continuidad del sexo, el erotismo gradualmente disminuya, que éste pierda tonalidad y fuerza, compromiso, y regresemos a casi un estado animal, el regreso al acto mismo de la sola intersección repetitiva de las partes sexuales, el que acaba cuando el hombre llega al orgasmo, y él pierde entonces interés en continuar con el juego del sexo, y mucho menos en poner en práctica sus artes eróticas.

Ésta es una de las razones por la que los noviazgos de mediano y largo plazo y los matrimonios se disuelven, fracasan, pues el acto sexual cuando conlleva una buena dosis de erotismo es uno de los pilares de la continuidad de una relación de pareja.

La educación sexual y erótica que permite lograr un grado avanzado de erotismo permanece; de manera análoga a cómo se logra un estado avanzado de meditación, o un alto grado en las artes marciales, una cinta negra; lo que no se logra de la noche a la mañana; se tiene que sudar, sufrir, corregir, repetir y repetir.

El erotismo como el budismo zen, como el karate, no se pierde cuando se abandona la cama, la recámara, la sala, el dojo o el lugar de meditación, se lleva con uno e impregna cualquier acto conjunto con la persona a que se ama, a la que se le tiene cariño, con la que existe amistad, y con quien se realiza el acto sexual de manera frecuente.

Por lo que, al erotismo no lo mueven las partes físicas del cuerpo, en parte sí, pero lo mueve más el espíritu y el alma; las partes físicas, los labios, los brazos, la cadera, la lengua, las piernas, el abdomen, los dientes, el pelo, los oídos y las partes sexuales en lo interno y en lo externo, sólo son las herramientas de las que se sirve el erotismo, se gesta en el cerebro (si se quiere, se puede decir que en el alma) y así emite órdenes, sugerencias, para que las partes del cuerpo, la piel, actúen y respondan a éste. De esta manera, los labios, la boca emiten palabras, gemidos, ruidos, gritos; los ojos lloran, el cuerpo sienta dolor y placer, hasta sufrimiento, y el acto sexual simple se convierta en un acto erótico, pleno e irrepetible.

Con frecuencia no ejercemos el erotismo porque tenemos miedo de transgredir permisos, tabúes, principios éticos y religiosos, de transgredir costumbres, prácticas comunes, voluntades, por el miedo de no llegar a acuerdos tácitos.

En otros casos, el erotismo lo acotamos sólo al tiempo del acto sexual, lo cual no debería ser, aunque creamos que el erotismo sin la conclusión del acto sexual o sin que éste se dé, no se justifica y carece de sentido. Entonces sólo se le podría llamar coqueteo, flirteo, caricias, ternura, un acto de expresión de amistad, de confianza o de compañerismo... Pero es este erotismo el que nos llevará al acto sexual para continuarlo y para aumentar las probabilidades de su repetición, como un acto bonito, liberador de tensiones, de concordancia con otro cuerpo, con otra alma, con otra persona.

He ahí una clave. Si durante el tiempo que no es exactamente el sexo se practica el erotismo, efluyen todas las formas posibles de amor, cariño, de ternura, de amistad, haciendo del acto sexual un acto erótico. Entonces pasar al erotismo, aunque el acto sexual no se concrete no es una pérdida de tiempo, y en el caso en que el erotismo lleve al acto sexual, éste adquiere otra dimensión, viene a ser un acto físico acompañado de la conjunción de dos almas, espíritus y mentes, viene a ser el ingrediente que se requiere para tener un “buen sexo”, independientemente de que sólo se ejecuten solamente las formas más básicas del acto sexual. El erotismo no exige formas complicadas y caricias, violencias en exceso.

El camino al erotismo es un camino abierto, sí con pendientes y grutas pero con recompensas mayúsculas, no exige un título de esposo, esposa, concubino, concubina, uno de amistad o de cercanía pasajera, basta. ¿No es verdad que en un combate de dos cintas negras de alto grado, los oponentes no conocen sus nombres ni sus técnicas secretas? Sólo saben que ambos lograron su alto grado de maestría mediante la práctica constante, el esfuerzo, sudor y lágrimas, y que ahora están frente a frente para ver quien gana, sin que el que pierda lamente la derrota, sino que aprende de ese combate. Lo mismo pasa con el erotismo.

En su texto, Bataille insiste sobre el caso del incesto y el de la sangre menstrual. Ambos casos nada o muy poco tienen que ver con el erotismo, son meras circunstancias. Cuando el erotismo se da, se olvida de parentescos y de ciclos menstruales. Nada lo ata ni lo detiene, simplemente ocurre, a la espera que no haya remordimientos, o que éstos gradualmente se desvanezcan con la repetición frecuente del acto del sexo; porque el erotismo permite que los actuantes estén fuera de sí. Bataille lo ve como violencia.

“...dos individuos que están bajo el imperio de la violencia, que están asociados por los reflejos ordenados de la conexión sexual, comparten un estado de crisis en el que, tanto el uno como el otro, están fuera de sí”.

Por lo que el erotismo cierra aún más el vínculo entre los participantes, los hace testigos y cómplices, mediante el erotismo se cierra un pacto secreto; porque el erotismo no se da con todos, con todas, con la misma intensidad, ni siempre. Es un grado sublime de expresión. Afortunado es aquel, aquella que mediante un acto sexual es participe de un acto de erotismo, puro sincero y además abierto. Pero como ya lo mencioné antes, el erotismo corresponde a una educación, a un grado de refinamiento de los participantes.

Bataille gasta energía en hablar repetidamente de la orgía.

“la orgía supone y exige la equivalencia de todos los participantes”.

Desde mi punto de vista, la cita corresponde a una “buena orgía”, supongo que de escasos participantes, en la que todavía pueden darse expresiones de erotismo; sin embargo una orgía numerosa tiene un carácter desenfrenado, burdo y prosaico y se aleja de las expresiones del erotismo.

De manera repetida Bataille liga al erotismo con la obscenidad; siendo que en el sexo ninguna forma de ejercerlo es obscena; entendiendo como obsceno lo que es grosero en el terreno sexual y escandaliza a una persona u ofende su pudor. Siendo así, la medida de la obscenidad está dentro de las mentes de quienes participan en un acto sexual. La obscenidad es un reflejo de los tabús, de los prejuicios, miedos, ascos, repulsión… barreras que impone la mente, la educación y las costumbres. En la práctica del erotismo aplica: “Lo que sucede en Las Vegas. Se queda en Las Vegas”.

Sobre la prostitución Bataille dice:

“No es que haya en cada mujer una prostituta en potencia; pero la prostitución es consecuencia de la actitud femenina. En la medida de su atractivo, una mujer está expuesta al deseo de los hombres”.

Si en cada mujer hay una prostituta en potencia, entonces la manera puede ser ligera y fugaz, media, tenue, vulgar, ruidosa o grosera; entonces también hay una santa en potencia. Como en cada hombre existe un violador o un pervertido, o un santo incluso. Como lo dice el dicho francés: “En el corazón de todo hombre dormita un cerdo”. Ese cerdo que habita en el hombre es el que valida que existan violadores e infieles sin cansancio, sádicos y engañadores. Si lo vemos de algún modo, eso podría tener su belleza y su ternura. Léase, Diario de un Seductor.

El goce de la prostitución no es más que una “infidelidad oficializada”, permitida bajo el atenuante de que no hay amor, no hay ternura.

Sobre la desnudez de la mujer Bataille dice:

“La mujer desnuda está cerca del momento de la fusión, ella lo anuncia con su desnudez”.

Yo añado: La mujer desnuda invita a la fusión. Por eso cualquier mujer, es, ya por su desnudez, un objeto de deseo, un objeto bello.

En otro párrafo Bataille indica:

“La prostituta moderna se jacta de la vergüenza en la que se ha hundido, se revuelca cínicamente en ella”.

Yo no lo considero así. Más bien a la prostituta moderna la tiene sin cuidado la vergüenza. Es un trabajo como cualquier otro, un oficio que si bien se ejerce, bien reditúa. Es una especialista, que con un cliente frecuente se puede dar el lujo de mostrar un buen grado de erotismo.

Bataille sobre el erotismo en el matrimonio escribe:

“el matrimonio está abierto a todas las formas del erotismo”.

“El matrimonio es un compromiso entre la actividad sexual y el respeto. Tiene cada vez más el sentido de este último.”

En el matrimonio, el hombre, además del producto de su trabajo, aporta su cuerpo y su energía a la mujer. Hoy en día esta aseveración aplica tanto al hombre como a la mujer. Esta aportación de disponibilidades, de tiempos, es la base del contrato tácito que se le llama matrimonio. Si esto voluntariamente no existe, el contrato debe concluirse.

En otra parte del texto Bataille menciona: “sin la conciliación el erotismo no existiría”.

Claro. La conciliación, el acuerdo entre las partes permite que el erotismo se dé, que inicie y que gradualmente madure, crezca. Pues al ser un perfeccionamiento de la expresión del alma y del cuerpo, requiere aprendizaje y práctica, lo que da pie a que se caiga en faltas y errores, en transgresiones, que si esto se entiende, se llega a un grado sublime de erotismo, satisfactorio, gratificante para los participantes.

De esta manera el erotismo es parte del amor. Por él, existe esa atracción por las partes bonitas que los participantes ven en el otro, lo que incluye el carácter, de esa manera el juego sexual va ampliando sus formas, sus gustos, sus placeres, y también aprende las prácticas que están vedadas, las que no le aportan nada al acto erótico, que hasta pueden ser molestas. El erotismo también permite ir más allá de las formas que para uno de los participantes no le sean del todo agradables, siempre que le causen placer al otro, sin que sean forzadas o frecuentes.

Ver: “Eyes wide shut” de Kubrick.

Cuanto más se acompañe el cuerpo con el espíritu, con el alma, éste se vuelve sagrado, divino y se le quiere poseer, tocar, hasta profanar. Ése es el carácter del erotismo. Ese carácter divino del cuerpo no se lo da el contrario, el “partenaire”, se lo da uno mismo en su comportamiento, en su forma de conducirse. Esto es la personalidad. Si esta es altiva, orgullosa, celosa, culta, refinada, el cuerpo adquiere ese carácter y por lo tanto también el erotismo; de ahí que el erotismo tiene los matices que tiene la personalidad, por eso se experimentan diversos grados y tonalidades de erotismo con diferentes personas. El erotismo en sí, marca una personalidad., y viceversa.

De esta manera el cuerpo adquiere ese carácter divino que traslada el cuerpo y el alma al acto sexual, el cual se convierte en un grado sublime del erotismo; y cuando el erotismo es sublime, ya no importa que el comportamiento adopte las maneras de los animales.

Ver: El imperio de los Sentidos.

De algunos textos de El Erotismo de Georges Bataille:

“El orgullo íntimo de un hombre se vincula a su virilidad. La sexualidad no equivale en nosotros a la negación de la animalidad, sino a lo que tiene el animal de íntimo e inconmensurable. En la sexualidad es donde no podemos ser reducidos, como bueyes, a fuerza de trabajo, instrumento, cosa.”

“La unión carnal es la plenitud y la forma más feliz de la vida”. “popularmente, el orgasmo lleva el nombre de “muerte chiquita””.

“El erotismo nos deja en la soledad”. El erotismo es al menos aquello de que es difícil hablar… El erotismo se define por el secreto. No puede ser público.”

Sin embargo el erotismo encuentra palabras en el dialogo con el amante, porque él, ella, es quien en las horas o minutos del acto del amor, del erotismo, se le ama.


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Que Nadie Sepa

Los Cardenales de Nuevo León.

https://www.youtube.com/watch?v=8wvp2us64rQ

 

Si recibes mis flores y mi tarjeta

Ponlas en la mesa, cuéntale a todos

Que hay un loco obsesionado contigo

Que le falta un tornillo y se siente poeta

 

Recomiendo que rompas mi tarjeta

Si no quieres problemas con tu marido

De algún modo tienes que ser discreta

Aunque no te deje en paz, la conciencia...

 

Que nadie sepa, que soy tu amante

Y que en la cama hacemos arte

Que nadie sepa, que a escondidas

Nos entregamos..., hasta quedar sin vida...

...

Que nadie sepa, que soy tu amante

Y que en la cama hacemos arte

Que nadie sepa, que a escondidas

Nos entregamos..., hasta quedar sin vida...

Hasta quedar sin vida...

 

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