La Noche
Me agarra la noche estudiando un idioma que no es mío. Es entonces cuando me pongo a imaginar un dialogo con mi musa, la que sé que en algún lugar existe.
Yo: —Encontrar que la noche no es más que un pretexto para
esconderme, para estar solo.
Ella: —Si... ¿Por qué
será que la noche es una cueva donde uno extraña?
Yo: —Uno extraña y recuerda... ¡Ahhh! La noche... La que nos transforma y
nos envuelve en su manto oscuro, en que todo es posible y todo está permitido.
¿Cuántas, ya, han pasado?
Ella: —Wow... Muchas, muchas. Si pudiera hacer un recuento de
las que siempre recuerdo. Aquellas de gozo, las malas, las noches en que no
dormí nada, las que pedí que no acabaran, las muy largas... ¿Y usted, cuántas?
Yo: —Usted... Suspiro y pienso. <<No reconocerme
cuando alguien me habla de “Usted”. Preguntarme si soy yo, ése, a quien ella se
refiere>>. —Luego respondo: Cuántas noches sin pegar los
ojos. Las he amado y las he odiado. Las
más de las veces solo; las menos con una mujer. ¡Qué lástima! Pero así es la
vida de un poeta. No es cierto que tengamos mujeres a montones y que todas sean
bellas. Lo que tenemos son soledades y una enorme ansia por vivir.
Ella: —Usted es afortunado
porque puede escribir de la noche, de la vida, de la soledad; pero los que no,
sólo guardamos cada noche con la ropa sucia en el clóset, o peor, la distraemos
con cosas banales como la tele; o aquellas burdas, sin sentido.
Yo: —No es verdad. No es verdad. —Replico y digo—. Las mujeres, y más ellas, también escriben y atesoran
más poesía que cualquiera. Yo quisiera meterme en sus clósets y volverme ellas;
para poder escribir poemas que duelan.
Ella: —Pues yo no he
escrito todavía algún poema que duela. Creo que, independientemente si uno es
mujer o hombre, se nace con inspiración para escribir. Es una sensibilidad que
no todos tenemos.
Yo: —Poesía es la expresión escrita de lo que todos sentimos —Pienso—. ¡Pobres los poetas! Están condenados a ser traductores de los sentimientos de los otros.
Ya no
Me quedo otra vez solo. La quietud trae consigo otros pensamientos.
No tengo que hacer mucho. Sólo atraparlos. Escribo un “Desiderata” propio, ese
que enmarca mis deseos para estos días que vivimos y para los del año que viene.
DESIDERATA BIS
Vive atento entre el bullicio y la brisa,
mas no prestes demasiado atención
a lo que repiten sin fin las noticias.
El mundo de hoy en día está lleno de estafadores,
de personas sin moral y sin principios.
De poder, doblegarán y lastimarán tu cuerpo,
afligirán y robarán tu alma.
Evádelos. Y en tu alcance,
acótalos e impide que hagan más daño.
No por ello pienses que todos son como ellos.
Hay seres con luz y con una paz interior
que irradian a quienes se hayan cerca.
Desata a tu corazón de credos y de religiones.
No le apuestes a dogmas. Libérate.
El nuevo Dios ya no tiene formas,
ni exigencia de tributaciones.
No tenerlo también se vale.
Pero en algo cree. Al menos en ti mismo.
Tú eres una criatura del universo.
Tan insignificante o tan grande
como tu imaginación lo permita.
Respeta a los otros seres y a tu entorno.
Tú con ellos, somos uno solo,
un punto minúsculo en el universo.
No existe otro lugar adonde podamos ir.
No hay otro. Y aquí...
los recursos son finitos.
Esfuérzate por hacer tu entorno feliz,
y eso puede significar que... tan solo, esté en calma.
No lo violentes, ni lo disturbes.
Mimetízate y desplázate por la vida
pensando que, a la vez, lo haces por el universo.
Piensa que esta forma que hoy tienes es temporal
y que en otros tiempos... tendrás otra.
Eres grande. Esfuérzate por ser feliz.
Ama a la piedra, al río,
a la
hoja, al sol, a la cucaracha.
Encontrarás
que será más fácil amar
a todo
ser vivo, en especial al ser humano.
Y que
tiene sentido.
Sé
congruente contigo mismo,
Tolera,
enseña, guía a los otros.
No te sumas en el glamour, en el spleen,
en la superficialidad de la moda.
Sé limpio. Sé honesto. Sé justo.
No seas superfluo ni vano.
No te malgastes en nimiedades.
No pierdas el tiempo inútilmente.
Eres una criatura...
No sólo de esta estrella que se llama Tierra.
Sino del universo.
¡Sí! Del UNIVERSO.
No
pienses en cuándo terminará la vida.
Indefectiblemente
llega.
Sea
por edad, sea por circunstancia.
Prepárate
para dejarla.
Piensa
que hay otra.
La noche arriba; honda como un pozo en el que nos sumergimos.
Todos duermen. Nadie puede vernos; ni a mi musa ni a mí. La noche viene como la
muerte. Nos invade con su manto. La merecen sólo los que están cansados. Al
cerrar los ojos iremos a un mundo desconocido.
Desiderata
Original, en la voz de Arturo Benavides
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