Julio Cortázar

Hoy desde el despuntar del alba y hasta que se hizo noche traté de escribir un cuento. Un cuento que no fuera ni demasiado corto ni demasiado largo, más o menos como cualquiera de los de ese Cortázar.

Aunque la verdad no supe ni cómo empezarlo o darle forma; y por lo mismo, ni cómo terminarlo; porque si te comparas con el argentino quedas como un pibe retardado y como un estúpido de cuarta; porque nadie puede estar más solo ni más abandonado que ese cuate. Y así... ¿Cómo le ganas? O al menos cómo te le igualas.

Yo por ser como él no pagaría la poca felicidad que tengo, que es en realidad muy poca, tanto que no vale un ápice, ni mueve ninguna balanza.

Pero aun así, no quisiera ser como ese tipo de barba rala, pues cuando leo cualquiera de sus cuentos cortos, me quiero cortar las venas o lanzarme de algún puente que sea lo demasiado para tener la muerte asegurada. Son profundamente tristes, de una tristeza desesperanzadora. Me mueven a la derrota. Si tú algún día has pensado leerlo, te sugiero que no lo hagas, a menos que ese día tengas una de esos optimismos que desmadran.

Por mi parte, yo ya no los leo, ya ni siquiera lo intento, más bien les huyo. Ya me veo poniendo una soga del árbol más cercano de la casa después de leerlos o tomando cientos de pastillas de Valium.

¡Oh! Gran maestro del desencanto, para leer o releer cualquiera de tus cuentos habría que tomar mate y encender un cigarrillo con una copa de whiskey llena a medias y seguirse con otras tantas hasta perder la cuenta; para al terminar, cuando me dé por pensar en el suicidio, estar completamente borracho, tan borracho que no alcance a lanzar la cuerda sobre la rama del árbol, para que mi estupidez me salve.

Hoy que leí uno de tus cuentos, al terminar me invadió una tristeza inexplicable, peor que una de esas cuando mi Musa inalcanzable me desdeña y me rechaza cuando estoy en mis días, ésos cuando me hace falta un apapacho sabroso que libere mi inconciencia; y sin saber que hacer, ni cómo justificar mi existencia y la de ella, me puse a escribir un poema.

     Aléjate lejos

Al final

Tú te pondrás más bonita

Y también serás más buena.

Y yo seré cada vez más viejo,

más torpe y más lento.

 

Te olvidarás pronto

de lo que hice y de lo que dije.

Y ese poco cariño

Que aún me tienes

se desvanecerá.

Como lo hace la nieve

Al terminar el invierno.

 

Deja ahí

Esa fotografía de mí.

De lo que ahora soy

y de lo que ahora puedo.

 

Después aléjate lejos.

Para que no me veas.

Para que de mí

Sólo quede

 

Este recuerdo.

 


Comentarios

Entradas populares