Orhan Pamuk. La vida nueva
Releo “La vida nueva” de Orhan Pamuk. La releo porque
estoy convencido que en una primera lectura de cualquier libro solo queda una
impresión, un sabor, una imagen de si ése es o no un buen libro, un libro que
haya sido del agrado de uno como lector.
Lo releo también porque no recuerdo prácticamente nada
de la primera lectura de ya hace cinco o seis años. ¡Qué raro! Por lo general,
al menos, siempre me queda un buen gusto, una imagen, o una desaprobación
tácita cuando leo un libro; pero en éste, no. Así que con todo el ánimo
emprendo una segunda.
Con el avance de las páginas confirmo que Pamuk
escribe mucho pero en realidad no dice nada, o muy, pero muy poco. Digo, algo
que valga la pena, porque descripciones, cualquiera las hace. Además no
identifico ni una verdad, ni una frase filosófica que me sacuda o que me haga profundizar;
por otro lado, identifico que la trama no es complicada ni compleja, tampoco
interesante. Eso sí el libro esta lleno de recovecos y descripciones de
estaciones de autobuses, trayectos y accidentes que se prolongan por cinco o
seis páginas, para descubrir en su desenlace que no aclaran nada y que no se
sabe para qué sirvieron.
Con esa sensación avanzo hasta el final del libro y
descubro que me es prácticamente imposible elaborar una buena crítica que ayude
y sea constructiva.
Sí, ya sé. Pamuk es el premio Nobel de 2006, pero no
por eso diré que “La vida nueva” es un libro que merece ser leído. Y aunque suene
catastrófico, va mi más honesta recomendación.
No pierdas tu tiempo leyéndolo. Ahórrate ese tiempo y
ese dinero y mejor lee a otros autores que valgan la pena...
Porque un libro debe tener filosofía para entender o “descubrir”
cómo se debe vivir la vida, o cómo no se debe vivir, tiene que tener suspenso y
misterio. La vida nueva lo tiene, pero es un suspenso y un misterio sin sentido
y sin gracia, y de filosofía tiene muy poco, y aún así hay que saber
identificarla.
Así que ahórrate tener que leer 379 páginas de textos prolongados
que aburren. La recomendación del mismo libro ya lo dice: “Recomendado para el
lector que quiere algo realmente diferente”.
¡Ah caray! ¿Quién será ese lector que quiere algo
realmente diferente? ¿Será un tonto, un desmemoriado o un incoherente...?
Busco otros comentarios en el internet. Un lector (Tabascas)
escribe:
Lo dejé en el camión camino a casa esperando alguien
le encuentre la magia que la contraportada promete.”
“Un día leí un libro y toda mi vida cambió.”
Ni siquiera una frase o la explicación del contenido
de ese libro aterrador y maravilloso. ¿Será que Pamuk nos quiso ver la cara de
tontos...?
Aquí no me queda más que la analogía de ese chiste que
cuentan los niños de primaria, el de un texto en un papelito que al leerlo la
gente sufría un colapso, un disgusto o una honda tristeza; para que al final al
preguntarle al señor maloso qué decía el papelito cuando por su maldad llegaba
al infierno, inocentemente respondiera: “Ay, se que quemó al entrar.”
Bueno, pero hay lectores que sí le entendieron a la
primera y comentan que es una obra muy introspectiva y que es una novela
profunda. Quizás tengan razón. Pero yo, como escritor, y después de una segunda
lectura, tan paciente como la primera, si fuera mi libro, nunca me hubiera
aventurado a publicarlo.
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