A una amiga
Ahora que cumpliste
veintisiete... Yo quisiera decirte algo
Qué dulce y
apasionante debe ser, ser mujer a los veintisiete.
Y no debió haber sido
antes, porque a los veintiséis te faltaban caminos por andar, lagrimas por
llorar y decepciones por padecer. A los veintiocho tampoco, porque para entonces
ya debió ser demasiado tarde.
Aunque desde antes te
podía hablar de cualquier tema, hoy lo puedo hacer con cualquier combinación de
palabras, ya sin temor a que me malentiendas.
Ahora que ya has
probado las alegrías y las depresiones que llegan con la soledad, y que a ella
le has agradecido las lágrimas que sólo conoce tu almohada.
Ahora que has buscado
salidas en puertas que estaban cerradas con llave y que no te ha quedado más
remedio que pedirle consuelo a tus pasos.
Ahora que ya has
descubierto el sabor de las palabras y que te has aventurado a escribir las
propias para que otros las vean.
Ahora que ya nada está
vedado y todo está permitido —pero habrá que andarse aún con cuidado, porque la
vida ahora de verdad empieza y parece que no tiene regreso.
Ahora que ya conoces
el placer del sexo a escondidas y el encanto del sexo a descubierto…
Te quisiera decir
algo:
En las realidades se
esconden sueños que los libros ignoran.
Y tu cuerpo aún
esconde deseos que no pensarías que existen.
El aire trae aromas de
lugares desconocidos que esperan que tus pies los caminen...
Porque ya te has
adueñado de las estrellas, pero el ir a cogerlas no es tarea fácil y requiere
de esfuerzos que esperan.
A partir de ahora los
minutos cuentan como perlas, pero habrá que cuidarlos; porque a veces nos toca
engarzarlos en el fino hilo que es la vida, o dejarlos rodar libres, sin que
nos importe.
A partir de ahora los
diamantes son sólo vidrios que reflejan colores, porque como te lo dije antes,
lo que cuenta es lo que no se atrapa y lo que no puede meterse en el bolso o en
una cuenta de banco.
Alguien, al fin de
cuentas —y quizás seas tú misma—; de vez en vez, sin cita y sin fecha marcada,
sin que incluso te des cuenta cuando aparezca, porque el tiempo se escapa como
agua cuando no se ocupa, y donde no ocuparlo es también tarea útil; vendrá a sopesar
tu morral de alegrías, porque las alegrías forzosamente nacen del contacto con
los otros. Y también medirá tu morral de tristezas, porque éstas aún más, nacen
de la cercanía de quienes se ama, o de quienes se odia; y no para sumarlas, ni
para restarlas, sino para saber cuánto has acumulado de ellas.
Y porque en el
transcurso, como tú lo dijiste, lo que queda son meras sensaciones. ¿Recuerdos,
dijiste? de lo que es la vida.
Feliz cumpleaños
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