Yo también fui un mojado...

 Y me agarró la migra y casi me deportan.

Fue en mi primer viaje a USA, cortesía de mi hermano. Me pagó el boleto de camión desde la ciudad de México a Dallas Texas, pasando por Laredo. No recuerdo cuántas horas de nalga y espalda nos echamos para ir a conocer esa tierra que se decía que era el paraiso... 

También fuimos porque teníamos una recomendación de la iglesia para ir a estrechar lazos, lazos que ya habíamos hecho con unas jovencitas gringas que no eran bonitas, sino preciosas.

Al ir de Dallas o otra de las comunidades, de la cual ya no recuerdo el nombre, o ya lo confundí, olvidamos nuestros pasaportes, y chín... Que nos agarra la migra antes de subirnos al camión. 

Fuimos a dar a una cárcel que no era cárcel como tal, pero si un cuarto con rejas, donde había varios connacionales y quizás otros de otras nacionalidades, pero de seguro todos del sur de mi país.

Gente modesta, trabajadora, sencilla. Ninguno con cara de malhechores, de maleantes, de narcotraficantes o de desposeidos de habilidades mentales, como lo afirma ese hombre gordo, rubio que ahora es la ley en ese país.

Una llamada por teléfono y la traida de nuestros documentos hizo que felizmente prosiguieramos nuestro viaje, para retornar unos días después en otro camión que se volvió a tardar las chorrocientas horas, porque en los viajes en camión no aplica eso del jetlag ni tampoco que los regresos son más cortos si vas contra el giro del planeta,

Ahora que se dan redadas en USA sin ton ni son, sin reglas, sin orden... Más que: entre más agarres y devuelvas es mejor. Me enojo, me entristezco, me sacude la rabia, la impotencia, porque los conozco, porque tengo primas (muchas) que llegaron de ilegales y que ya son residentes de ese país, porque sé que muchos van para buscar un futuro mejor.

Por Dios. Alguien tiene que cambiar cómo se aplican las reglas de la gobernabilidad. No se vale que un loco, un desquiciado, marque las reglas a su mal entender, que desmadre familias, sociedades, armonía, y paz.

No se vale que alguien que nunca haya tomado una máquina, una pala, un serrote, que nunca haya manejado un camión, una barredora, que nunca haya trabajado, verdaderamente trabajado bajo los rayos del sol, establezca leyes de lo que él cree, de lo que le conviene a la gente de ese país.

Todos pagaremos las consecuencias de ese estúpido... Por favor que no se levante, que no se vista, que no le pongan un micrófono, que nadie lo escuche ni lo voltee a ver. Que lo ignoren, que loco que no es visto ni adorado no hace mal ni daño ante un espejo que sí cree lo que él dice que es.


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