A veces quiero escribir una historia linda...
A veces quiero escribir una historia linda, casi cursi, empalagosa, algo que te haga soñar.
Y me aguanto, pero luego la curiosidad o la ansiedad me vence y regreso a este teclado a imaginar una historia que en realidad sí te haga soñar.
Dirán que soy un simpletón, un aferrado a lo que ya no existe, a los besos de piquito, a agarrarse de la manos, a caminar por las vereditas de un parque, junto a ella, a él, a ver como se mueve su falda o sus pies o como se columpia su mochila cuando a mi lado va.
Pero como sé que estas historias son necesarias para aquellos que, como yo, todavía creemos en el amor antiguo, en ese de decir ocasionalmente "Te amo", "No te olvido", me gustas, me agrada tu sonrisa, el roce de tu piel, me gusta como miras cuando me miras, y me gustas cuando miras a alguien más. Me gusta el color de tus jeans, la blusa que traes, ese collarcito que rodea tu cuello, todo en ti me gusta, me atrae. !Ah! Y ese tattoo discreto que tienes en la espalda justo donde la espalda acaba, me gusta, diré que hasta me excita en una forma bonita, como igual lo hace la forma de tus pies.
Entonces ya no tengo pretexto para no venir a este teclado a escribir una historia linda para ti.
Me agrada no tener que decirte "Te quiero", ni llamarte mi amor, o honey, cuando siento que no te quiero o cuando ya no eres honey sino solo tú; y prefiero no decir nada; pero acariciarte con mis silencios y respetar los tuyos, o decirnos pocas palabras, las necesarias, pero sentir que estás ahí, cerca o lejos, en la sala, en la ducha o a miles de millas, allá pasando el mar.
Mira que te extraño, cuando estás... Y si no estás, te extramo más.
Sí. A veces me da por escribir una historia linda para ti, una historia que te haga soñar.
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