Ya no es tu cara ni tu cuerpo, ni tus besos...
Ya no es tu cara, ni tu cuerpo, ni tus besos, lo que más de ti extraño y recuerdo.
Son tu sonrisa, tus carcajadas, tu alegría, tu paz y tus silencios. Porque me acostumbré a ti, a tus pasos, a ver tus faldas colgadas, a mirarte leer en una noche callada. Me acostumbré como una niña a su mascota, como un gato a su bola de estambre, como yo a saberte cerca.
Entonces te fuiste, y yo me quedé lamentándome no decir lo que no te dije.
Comentarios
Publicar un comentario