Al fin de cuentas... La vida no está tan chida

Al fin de cuentas...

La vida no está tan chida. No hay nada nuevo bajo el sol, siempre la misma monotonía. Párate temprano, toma el bus o el subway, cambia a un taxi o camina, llega a trabajar, rebaja el altor de pendientes, date un break, tómate un café, pero no te tardes que el jefe checa si no estás; sigue, sigue trabajando como segundero de reloj, vete al lunch, regresa, contesta llamadas, ve a la junta, anota, haz, regresa a tu lugar, recuerda que el sábado también tienes que estar porque el proyecto se retrasó, porque la mercancía está por llegar, por el balance de caja, no importa, siempre hay una razón para ir a trabajar.

Regresa a tu depa, besa a tu mujer, cena con tu hijo, mételo a la cama, ponte la pijama, ve tu tablet o tu cel, cualquier tontería es buena, quédate dormido, despierta, vete a la cama, dile buenas noches a tu mujer. No... Hoy no es día de intimidad. Mañana hay que levantarse antes de las seis, arreglar al niño, mientras ella cocina y se prepara para ir a su oficina, dale de desayunar, come algo, agarra tu maletín, ella se encargará de mandarlo a la escuela, de pasarlo a recoger; salte corriendo porque diez minutos después llegarás tarde otra vez. Espera la quincena... !Upps! Sólo alcanzó para la renta, las compras del super, para ir una vez al cine, y dos veces a cenar.

Después de todo... la vida no está tan chida.


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