José Hernández. El astronauta de ascendencia mexicana que nunca se rajó
Puedo decir que conozco personalmente a José. Conviví con él en múltiples reuniones en L.A., luego en Moscú y por más de unas decenas de días en el sitio de lanzamiento de Baikonur. Él, el hombre que nunca se rindió por cumplir su sueño de ser astronauta, once veces la NASA rechazó su solicitud; pero la décimo segunda fue la vencida... Y su sueño se realizó.
Hombre de origen latino, modesto y humilde, nunca lo oí presumir de su Doctorado o de su Maestría, siempre me prestó atención y siempre me escuchó, como escuchó a todos lo demás. Nunca hizo alarde de sus conocimientos ni de su experiencia. Pero sí se sentó a la mesa, sí se echó un partidito de basket ball con todos nosotros, siempre fue presto para reír y participar, para no ser más que eso, un ser humano que aprecia y respeta a la naturaleza, a la piedra, al pasto, al perro desvalido y al amigo necesitado.
Tampoco presumió a sus hijos ni a su esposa ni a su familia en general, simplemente fluía y vivía el momento.
Inteligente, pensador, modesto y amigo cabal.
Va una foto de José, de hace más de diez años, cocinando huevos con chorizo para todo el grupo de amigos, allá en Baikonur, Kazajistán.
Comentarios
Publicar un comentario