Deseo

Me revuelco en la cama, pero me contengo un poco porque ella está dormida. Hoy desperté un poco más alterado; pero ni modo, tengo junta con unos clientes extranjeros temprano por la mañana, así que me levanto y voy directo a meterme en la regadera. El agua calientita me cae requetebién pero no aminora mi deseo de tener sexo, así que mejor le abro un poco a la llave fría para que mi cuerpo se calme un poco.

Voy al trabajo y mientras manejo, mentalmente repaso modos y formas. Mis recuerdos se vuelven imágenes eróticas de las veces que he tenido sexo desde que cumplí diecisiete años cuando estudiaba segundo de prepa en Cuernavaca.

Trato de concentrarme en la avenida, pero por mirar a una linda chica en la esquina, casi choco con otro auto. ¿Qué me pasa? Hace días que no pienso más que en sexo, sexo por la mañana, sexo al mediodía y sexo por la noche. ¿Me he vuelto un maniático sexual, un loco, un pervertido? Tal parece que esta sequia de sexo por la que paso y que ya va para varias semanas me tiene muy intranquilo, nervioso. Para colmo, ella se fue de viaje y regresó super cansada; aunque eso ya ha sido un pretexto recurrente para no tener relaciones, bien y varias veces por semana, como las teníamos antes. ¿Será que ya no me ama? Cierto. Subí un poco de peso y perdí algo de pelo... ¿Será por eso que ya no me encuentra atractivo...? Por supuesto que, a pesar de que ella también ha cambiado un poco, yo la sigo queriendo como siempre y la sigo deseando... Aunque ahora pocas veces se lo digo.

¿Será que para mí tener sexo es parte de una necesidad física apremiante que ella no entiende, o será que además de sexo también yo quisiera recibir cariño, y que si hubiera más sexo en nuestra relación, entonces esa sería para mí una buena oportunidad para expresarle también cuánto la quiero? O será que para ella todo opera al revés. Ella, primero quisiera recibir cariño; para después, si lo merezco, si me lo gano, entonces podría compartir unas horas de intimidad, de sexo.

¿Cómo le hacemos entonces para que esa intimidad –y también la convivencia del día a día, por supuesto–, se convierta en una relación Ganar-Ganar, y no en una  Yo gano-Ella pierde, como ella la siente?

¿Será que ambos no acertamos en encontrar la fórmula correcta, la secuencia adecuada, la forma de pedir lo que queremos? Y en vez de entendernos en esos términos, nos molestamos y tomamos posiciones cada uno desde su trinchera; esa que ni ella recibe cariño, ni yo sexo.

¡Caray! Qué complejo es todo esto. Quisiera ser ella por un mes, por dos, por tres, y saber qué tengo que hacer yo durante el día, si tengo que darle algún detalle o ayudar más en la casa, si tengo que decirle “Te quiero” cada mañana y también cuando regreso o ella regresa a casa del trabajo, y bajarle otra vez las estrellas como cuando éramos novios; y qué tendría que decir o hacer ella, para que tengamos una intimidad agradable, bonita, y frecuente como antes. También me gustaría que ella fuera yo, no por un mes o dos, sino por quince, por veinte días, para que entendiera esta necesidad de intimidad que ya me vuelve loco, que me descontrola, que me minimiza y que me tiene al borde de la desesperación y del enojo.

¿O será que ya nos venció la cotidianidad, que ya nos acostumbramos a las mismas formas, que ya no nos atrevemos a experimentar otras? Qué sé yo, por pena, por recato, por costumbrismo... ¿Será que ya nos conocemos demasiado y que tener sexo ya no es algo novedoso, que ya nos hartamos de repetir posiciones, de los mismos rituales, del mismo personaje, de los mismos diálogos de antes y después de tener sexo, y que por eso echamos a perder la convivencia de buena parte del día?

¿O será que en realidad yo sí estoy verdaderamente mal, y que en realidad sí me he convertido en un depravado, en un libidinoso, que sólo quiere tener sexo con quien se cruce en mi camino?

No, no. Creo que no es eso. Sólo pasa que si yo quiero tener sexo una o dos veces por semana, a ella sólo le interesa una, pero cada dos semanas, o cada mes, o incluso más; y eso cuando ella quiere, cuando está en el Mood juguetón, tierno. Y entonces... ¿Cómo puedo saber cuándo ella quiere? Digo, para prepararme, para aguantarme un poco más.

De algo sí que estoy seguro, es que si esta situación se vuelve el día a día, como ya parece, si se torna permanente... Ni ella ni yo seremos felices; porque la intimidad es algo necesario y vital. ¿No es pues el matrimonio un acuerdo de amistad y de intimidad? Y que cuando esta última se pierde se corre el peligro de naufragar.

Entonces... ¿Cuál es la receta secreta para que yo la siga, para que ella la entienda? Para que así lleguemos a un acuerdo; porque si algo es cierto es que un matrimonio sin sexo, sin buen sexo, está en el borde del divorcio, de cama, de casa y de todo.

¿Alguien sabe de algún buen libro, de un buen texto? Porque está situación me tiene, y la tiene, en una relación intolerable…

                 ∞∞∞…. ɷɷɷɷ …. ϰϰϰϰ …. ɷɷɷɷ…. ∞∞∞

 No. No me he convertido en un pervertido, no todavía. Pero si creo que en muchos casos es URGENTE encontrar un justo medio en la necesidad de las mujeres de saberse amadas y comprendidas, escuchadas; y la de los hombres de tener sexo con frecuencia (¡Y claro que también sucede al contrario!), y que ese acuerdo es algo super importante, que impide que por esas causas se den las separaciones temporales, los divorcios y las infidelidades.

La verdad es que no se puede vivir sin amor, y sin una bonita (y por ende, satisfactoria) intimidad. Bueno... en realidad si se puede, aunque no es igual. Conste que no sólo lo digo yo, también Arjona se unió a mi reclamo (texto de “Cómo Duele” anexo al último de este escrito).

Por último, mando unos poemas ad-hoc, Algunos son de mi libro “Para Nadie”, el que ya no existe en las librerías. Los escribí hace más de veinte años, en esos años en que yo era más chavo y no entendía muchas cosas, las mismas que todavía no me quedan del todo claras.

                 ∞∞∞…. ɷɷɷɷ …. ϰϰϰϰ …. ɷɷɷɷ…. ∞∞∞

 

 

Corte y confección

Déjame mujer

hacer con mi cuerpo tu vestido

con mi pecho, tu blusa,

con mi vientre, tu falda,

con las palmas de mis manos,

tu brassier.

 

Coser con hilos invisibles

un lindo vestido de noche.

Confeccionar tus medias

con los muslos de mis piernas.

Con mis pies, tu calzado.

Con mis brazos tu mascada.

Y arroparte toda. Todita toda.

Para que no tengas frío.

 

Pídeme lo que quieras,

en esta noche melancólica y triste

que mis manos, mis piernas, y mis labios

están listos para confeccionar

 

Tu vestido.

 

 

Sightseeing

De mi cuerpo a tu cuerpo

emprendo extenuante viaje.

De tu oído al otro, trazo

mil caminos desconocidos.

De la palma de tus manos

a la planta de tus pies,

invento rutas invisibles,

con mis labios que no

saben de caminos.

 

De pronto me detengo

en tu risa y platico

con tus sentidos.

Y te encuentro como

la primera vez.

Suave, fresca y tierna.

 

Y te quiero, mujer.

 

Te quiero

 

Como al frío,

como al viento

como al calor

 

del Sol.

 

 

Café Du Matin

Women are worth more

than a cup of coffee!

Women’s program per

woman and girl in Canada.

 

Tan sólo te quiero,

para compartir contigo,

la taza de café de la mañana...

Y la de la noche.

 

A la hora

en que se levanta el Sol.

Después,

de que se ha ido

a dormir.

 

Y en esos momentos,

contarte de mis grandes ideas,

de mis pequeños enojos,

de mis éxitos, mis frustraciones,

y mis alegrías de ese día.

 

Saber que estás ahí.

Presto a escucharme.

Y yo dispuesta a corresponder

del mismo modo.

 

Sin papeles firmados.

Sin compromisos los dos.

 

Y en cada sorbo,

y en cada pausa,

y en cada mirada…

Un cruce de palabras.

 

Y saber que estás ahí.

Presto a escucharme.

Y yo dispuesta a corresponder

del mismo modo.

 

Sin papeles firmados.

Sin compromisos los dos.

 

Y en cada sorbo,

y en cada pausa,

y en cada mirada...

 

Un cruce

 

de palabras.

 

 

Recomendación Para No Ser Infiel

Una esposa,

después de firmado el documento

y también del paso de los años,

debe seguir siendo fresca novia,

siendo amiga inteligente,

siendo amante aventurada.

 

Y si no hay tiempo suficiente,

para esos santos menesteres,

como suelo suceder.

Y se vuelve madre abnegada

de la noche a la mañana.

(Yo no digo que no se deba hacer).

Y se es maestra sustituta,

una criada afanosa de la casa.

(Un poco de ropa sucia

y de polvo, no hace mal).

Entonces... ¿Ya qué queda?

¿Cuál es la diferencia?

 

Un esposo

después y antes

de crecida la barriga

y la cuenta a plazo fijo,

debe seguir siendo novio bien dispuesto,

el mismo atleta consumado,

el amigo verdadero.

 

¡Ay! Si no se cumple

con esos claros menesteres,

como suele suceder.

Y se es deportista de la tele,

trabajador de veinte oficios,

ruletero de peseros.

Entonces ya nada queda.

Ni el tiempo, ni el espacio,

ni las ganas.

 

Y viene un diablillo malicioso

con un trinchete afilado,

o un cupido despistado

con una flecha chueca y curva.

 

Y de pronto ¡Ay qué triste!

Uno u otra sin querer,

vuelve a ser el novio de la calle,        

o la novia perfumada.

Y se encuentra el tiempo justo.

(Que las ganas ya se tienen),

¡Ay qué triste!

Sí. ¡Ay que triste!

Entre los muros de otra casa,

de un depa que se renta,

o de un cuarto…

 

De un hotel.

 

 

Cómo Duele    

https://www.youtube.com/watch?v=z64CDwgAPd0

Ricardo Arjona

Te conseguí la luz del sol a media noche

y el número después del infinito

Instalé la Osa Mayor en tu diadema

Y tú seguías ahí como si nada.

 

Endulcé el agua del mar para tu sed

Te alquilé el cuarto menguante de la luna

y como buen perdedor busqué en la cama

las cosas que el amor no resolvía.

 

Y cómo duele que estés tan lejos

durmiendo aquí en la misma cama

Cómo duele tanta distancia

Aunque te escucho respirar

estás a cientos de kilómetros,

y duele quererte tanto.

 

Fingir que todo está perfecto

mientras duele gastar la vida

tratando de localizar lo que

hace tiempo se perdió.

 

Acabé con los jardines por tus flores

inventé la alquimia contra la utopía

He llegado a confundir con la ternura

la lástima con que a veces me miras.

 

Qué triste es asumir el sufrimiento

Patético es creerte una mentira

Convoqué a los duendes del milagro

que te hagan despertar enamorada.

 

Y cómo duele que estés tan lejos

durmiendo aquí en la misma cama.

Cómo duele tanta distancia.

Aunque te escucho respirar

estás a cientos de kilómetros,

y duele quererte tanto.

 

Fingir que todo está perfecto

mientras duele gastar la vida

tratando de localizar lo que

hace tiempo se perdió.

 

Porque nos duele, tanta distancia.

Fingir que todo está perfecto

mientras sientes que te duele gastar la vida

durmiendo aquí en la misma cama.

 

Cómo duele...

     …. ∞∞∞∞…. ɞɞɞɞ …. ∞∞∞∞…. ɷɷɷɷ …. ϰϰϰϰ …. ɷɷɷɷ…. ∞∞∞∞ ….

Comentarios

Entradas populares