Confieso que he viajado
Sí, confieso que he estado en varios lugares, por aquí y por acullá… No fui a China, pero si estuve en el país vecino múltiples veces. ¡Ah! Japón, del cual hablo su idioma, casi de norte a sur lo recorrí …
De USA no se diga. Seis años viví ahí y más de veinte
ciudades recorrí, en auto, en moto, pero sobre todo a pie. Fui y vine cuatro
veces en auto desde mi querida Ciudad de México a L.A. Y dormí en estaciones de
camiones o a los lados de cualquier freeway; y si no fui a China, si estuve en sus
barrios en San Francisco, en Washington y en L.A.
Francia me encantó, porque en la escuela también aprendí a decir ¡Voila! Los franceses a mí me trataron a cuerpo de rey. De la Inglaterra, ya no recuerdo si estuve ahí dos o tres veces. Una, seguro, en Milton Keynes; luego me perdí en Londres en Picadilly Circus, que de circus nada tenía. Inglaterra me encantó. Sí, tengo pendiente ir a la bella Italia, porque también sé decir: Buongiorno principessa y una birra per favore.
Así caminé y caminé pueblitos y grandes ciudades en Moscú,
en Kazajistán, en Colombia, en Cuba, en Canadá, en Puerto Rico, en la Guyana,
la francesa, y la paradisiaca Guadalupe…
Fuera de mi país admiré lugares paradisiacos y degusté
manjares en elegantes restaurantes. Los platillos más exquisitos.
A todo me atreví. No fui un santo, pero tampoco puedo decir
que fui un malvado; al fin de cuentas… ¡What happens in Vegas stays in Vegas!
De todos los lugares, el que más me agrada es el pueblito
de mi mamá. No cambio por nada mis frijoles con queso de rancho con salsa de
molcajete, sentado en la mesa con mi mamá y mis hermanas.
En mis viajes aprendí que la comida más sabrosa está donde se encuentran los que te aman y los que tú amas. Ahí es donde está la felicidad.
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