Mi amor es ya, menos que poco…
¡Ah… Caray! Yo que ahora te debía, todavía, amar demasiado; me doy cuenta que te amo menos que poco.
Y
a ese menos que poco no se le podría llamar cariño, tampoco se le podría decir
amor como tal; quizás sí, costumbre, continuidad, no estorbas, o simplemente…
nos somos necesarios.
De
modo que si yo te amo menos que poco; y tú seguramente me amas menos que ese
poco que te amo yo, pero aún lo suficiente para tolerarme o para no cambiarme
por otro… Entonces, estamos bien. Y estamos tan bien que hemos seguido juntos
después de estos once o doce años. Y ojalá eso de que estamos tan bien nos dure
otros seis o siete más…
Y
si nos dura sólo cinco o cuatro, vaya que cuatro ya es ganancia; porque desde
hace precisamente cuatro o cinco, temía que uno de esos días me dijeras que ya
me habías dejado de amar, o que me amabas un tanto menos de lo que tú creías
que yo te había dejado de amar; y que ese amor ya no te era suficiente para que
te preguntaras y te respondieras que ya no valía la pena seguir conmigo.
Así
que ahora estoy feliz. Estoy feliz porque juntos tomamos jugo de naranja por la
mañana y una taza de café por la noche, o viceversa, y si no es café y es café
con leche con un pan, o lo que sea por la noche, en la madrugada o por la
tarde, y por otros tantos pequeños detalles a los que tú y yo ya no les damos
importancia; en vez de que este amor que ya es menos que poco disminuya o se
extinga; y sin darnos cuenta o dándonos cuenta, crezca un poco o un más que un
poco; entonces ya no tendré temor por los cinco, diez o quince años que vengan,
porque sabré que tú estarás conmigo, aunque eso también signifique para ti que
yo estaré contigo, y a veces, eso, tú no lo quieras.
Por
eso y por mil detalles más, yo todavía…
Te
amo…Menos que poco, o no sé si un poco más que… menos.
Comentarios
Publicar un comentario