Solitario

No me cabe la menor duda que quien inventó el Solitario, lo hizo para los solitarios. El archifamoso juego no es más que un arreglo de cartas en un triángulo partido a la mitad, invertido y ordenado en escalera en orden creciente, con siete cartas descubiertas en la que sería la hipotenusa, por una base vertical de siete, donde seis están encubiertas, y donde éstas van disminuyendo hacia la punta, atrás de las otras seis descubiertas, a cinco, a cuatro, a tres, a dos y por último a una escondida; lo que da un total de veintiún cartas de las cuales se desconoce su color y su forma.

Por otro lado, en la esquina superior izquierda tiene usted una pila de veinticuatro cartas no visibles, ese es el mazo, que con un suave click le va dejando ver una tras otra; que, si no le sirven para el propósito del juego, se devuelven en automático a la cola de la pila (Bueno... también pueden aparecer de tres en tres, pero eso es a gusto del que juega).

Luego entonces, se tienen 7 cartas descubiertas, 21 encubiertas y 24 encubiertas en el mazo o pila, lo que da un total de 52 cartas distribuidas de la siguiente forma.

        13 cartas de tréboles negros
        13 de rombos rojos
        13 de espadas negras y;
        13 de corazones rojos


Todas las cartas de tréboles, rombos, espadas y corazones están ordenadas por valor de la siguiente manera: As, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, un Joker, una Reina y un Rey; de las que al inicio del juego, barajeadas, sólo 7 le serán conocidas por su color y su forma y las 45 restantes le serán totalmente un enigma.

Evidentemente es un juego de memoria y también de estrategia, en que las más de las veces se pierde que se gana (a menos que sea ya sea usted un verdadero As de la baraja), y donde hay que memorizar las 7 cartas abiertas y su posición en las filas, más las 24 que se van descubriendo de una en una (o de 3 en 3), en cuanto al color, el valor y la forma, y su posición en la pila; siendo el objetivo alternar cartas negras y rojas de modo decreciente por un número menos, iniciando con los Reyes o con el valor que tengan las siete cartas descubiertas; en tanto que los Ases (Sí, así sin hache) se suben solos con un ligero click del índice de la mano derecha, a cada uno de los cuatro espacios vacíos de la parte de arriba.

Y por si no lo saben y para que no sigan perdiendo infructuosamente su tiempo en ese juego, un buen amigo me ha dicho que una partida que vale la pena darle curso, es aquella en que te aparecen entre las siete cartas, al menos dos reyes (si uno es negro y el otro rojo, mejor); y uno o dos Ases alternados en colores, porque así ya que habrás avanzado subiendo dos Ases y teniendo dos Reyes para comenzar tu camino descendente, hacia abajo, sin que sea pleonasmo, hasta que te deshagas de la manera más rápida de todas las cartas.

En realidad, el juego es fácil y no sirve para probar nada; ni si es usted inteligente o si es capaz de retener en su memoria todas las cartas encubiertas en el mazo o adivinar cuáles le faltan, o si clickea a velocidad sorprendente, o si su IQ está por arriba de ciento treinta.

Así que el solitario sólo sirve para que, por unas horas, olvide que usted es un solitario; y al no haber nada que hacer al regresar al depa, al no tener pendientes de trabajo, ni citas agendadas para salir a tomar un café con una amiga, y habiendo cumplido con su ritual entre semana de preparar su repetitiva cena de huevos revueltos en salsa con frijoles o el dominguero de ir al mercado sobre ruedas o al COSTCO a comprar su dotación de leche y de cereales; entonces se siente en su mesa preferida o en su sillón favorito, abra su laptop y empiece a correr para arriba y para abajo reyes y reinas, ases y cartas de corazones hasta que la pantalla al final le muestre:

                                                  ¡Felicidades, ganó el juego!

Para que entonces se alegre con esa alegría ficticia que se parece a la graduación de una maestría en línea, y se le olvide por completo que es usted un solitario. Y si esa palabra no le agrada, tiene la opción de recurrir al lenguaje anglosajón, el del mismo Trump, para decirse con orgullo: No. Yo no soy un solitario. Yo soy un “Loner”, que es una especie de intelectual venido a menos que ha desarrollado una relación muy especial entre la creatividad, la introversión y la originalidad, y que gusta de entretenerse con el “Solitario” de vez en cuando, para probarse que los libros le han enfadado; y que en cuanto termine ese juego de cartas –que ya se prolongó por varias horas–, regresará a escudriñar ese grueso texto que es El Castillo de Kafka, y que al terminar de leerlo dar por concluido que tampoco eso prueba nada; más que el tal Kafka siendo un solitario empedernido, de esos que en la cabeza vivieron atormentados por diablos y demonios, retrató a los solitarios como pocos.

Eso sí, de una cosa esté usted bien seguro: Que solitario usted no es, y no se preocupe; mejor clickee el tab del historial de páginas visitadas y échese otro juego de naipes sin que nadie se dé cuenta, para que ya cansado se vaya a dormir como santo en capilla; y se olvide, de una vez por todas, que sigue usted estando, solo.


                        ɞɞɞɞ …. ∞∞∞∞…. ɷɷɷɷ …. ϰϰϰϰ …. ɷɷɷɷ…. ∞∞∞∞ …. ɞɞɞɞ

Con esta última serie de poemas terminó mi viaje al País del Sol Naciente. ¿Qué si lo extraño? Podría ser... Pero no tanto, porque sé que regresaré un día para quedarme por dos semanas, un mes o varios, hasta darme a entender bien con la gente de la ciudad y del campo en su mismísimo idioma, a sabiendas que es una necesidad, una herramienta que me es de utilidad en mi propia casa.

Por cierto, si van a Japón, no se olviden pasar por Kurashiki, muy cerca de Okayama. Es un pequeño pueblo encantador que se quedó dormido en el Japón de hace doscientos años.


   LLEGAR DE LEJOS

Llegar de lejos
Al mismo lugar de hace treinta años
Para reconocer que tú también
Sigues siendo el mismo

El mismo, pero más gastado
Por las penas y por las tribulaciones
Que no han sido pocas
Ni han sido pequeñas
Pero las has sorteado todas

Venir para medirte
Contra ti mismo
Y contra aquel que pensaste
Que llegarías a ser
Treinta años antes



   KURASHIKI

Entre sus angostas calles
Me encontré una muñequita
Era bella como un Sol
Pero tenía una cara
triste y melancólica
como ninguna otra
Me perforó el vientre
Y me arrancó el corazón de cuajo

Ahora voy como zombi
Por sus estrechas calles
No llevo dirección ni rumbo
Vago, peno, me desconozco.

Ya no soy él que era antes
Aquella muñequita
Me ha partido el alma.



   ¿EN QUÉ?

En qué se gasta la vida:
En comprar un auto nuevo,
en jugar cartas sin sentido,
en encerrarse en un cuarto sin ventanas,
o en caminar calles sin rumbo conocido.

Se gasta en todo y se gasta en nada.
La diferencia estriba en hacerlo sin amor,
o con un amor completo y decidido.

Yo he vivido ambos mundos.
Ambos los conozco.
Ambos los he recorrido.

Ya he viajado miles de kilómetros.
He tomado incontables trenes.
Unos viejos y olvidados.
Otros nuevecitos y limpios.
Ahí he conversado
con quien me encuentro en el camino.
Y siempre encuentro una forma
De decir “Hola” y de decir “Adiós”,
De darme cuenta cuánto han gozado
y de cuánto han sufrido.



   SE VALE

Se vale emborracharse
Perderse en una ciudad
Donde nadie te conoce
O volverte un pervertido
Sin que nadie se dé cuenta
O un santo santiguado
Que cree que en el mundo
el mal no existe, que es ficticio.

Se vale.

Me cai de a madres
Que se vale.



   LO MÁS SIMPLE…

Lo más simple
Es lo más bello
Una casa abandonada
Un gato negro que
en mi camino se cruza
Una bicicleta vieja
Una puerta que rechina.

El reflejo de tu imagen
en el agua de un estanque
Una sonrisa tuya
Lo negro de tu pelo
Tu mirada distante
Tu falda roja y larga
La blusa con la que la acompañas.

Lo más bello
Es lo más simple.



   TU IMAGEN

Tu imagen
Desnuda y triste
Vale más que un cuadro
De Egon Schiele
Sólo yo la he mirado
Sólo yo he sido testigo
De su belleza.



   AGRADECER

Agradecer un tazón de arroz
Y una sopa de miso
Como si fueran el único manjar
Que existe en este mundo

Que si es sabroso
o que si es poco
no importa cuando
hambre se tiene

Agradecer un plato de frijoles
una tortilla con sal
Porque es lo único que hay
Lo único que se necesita
Para seguir viviendo.



Terminan Poemas escritos en Japón. Abril-Mayo 2019


José F. Viveros   20 de septiembre de 2019


Comentarios

Entradas populares