Empiezo a escribir otro libro...
Siempre es así. Me despierto de pronto a las tres o cuatro y media de la mañana... Pero no me despierto. Algo me despierta: Una inquietud, un desasosiego, una preocupación, un diálogo que escucho en sueños. Algo, algo, algo. Me jala las sábanas, me tira de los cabellos, abre mis párpados y casi me empuja fuera de la cama. Ya entonces obedezco a regañadientes y me quito la pijama, me visto... Voy y tomo mi cuaderno de notas, el que siempre está sobre la mesa que queda cerca de la cama, prendo la luz, y me pongo a escribir el inicio de una novela. Ya dije que ahora trabajo de lavaloza en un restaurante japonés muy afamado... Por lo que este nuevo libro será el escenario de un enamoramiento con todos esos acontecimientos que suceden dentro de la cocina, en el recibidor, en las mesas de un restaurante, donde decenas de personas cada día entremezclan sus vidas... ríen, lloran, discuten, se alegran, y sin darse cuenta asisten al teatro de la vida. Konohanatei El Konohanatei...