Si quieres que todos te olviden... Simplemente no te muevas
Si quieres que todos
te olviden... Simplemente no te muevas.
No digas nada, quédate
quieto, camina, observa el mundo; pero eso sí, no cruces palabra con nadie. No
es necesario. A nadie le importas. Hoy el mundo es muy vasto y el lugar de los
conversadores lo han tomado las máquinas.
Así que en el momento
en que desaparezcas de tu cuarto, de tu cuadra, de tu trabajo, nadie lo notará
ni se dará cuenta. Nadie preguntará por qué hoy no checaste tarjeta; pues está
de moda botar la chamba sin un papel, sin dar las gracias.
Mantente quieto en un
rinconcito, aunque sea uno soleado en una piedra de un acantilado, porque nadie
sabrá cómo llegaste ahí y cómo te volverás a perder de nuevo.
Sólo eres un número,
el 7,270,896,391 que fue el que te correspondió cuando naciste. Un número de
una lista que crece a cada instante, donde todos son iguales cuando nacen, pero
el tiempo se encarga de hacerlos peores; sólo pocos se salvan y se convierten
en genios, en artistas, en locos extraños, y eligen su propia individualidad,
esa que nadie de los demás tiene; Y tú quisiste ser uno de ellos, y chocaste
con pared, te hundiste en el lodo, te atoraste en el fango; innumerables veces,
hasta que te venció el destino. Ahora crees que esos golpes de la vida te
hicieron mejor, lo crees como lo afirman otros tantos. Pero no, simplemente
cambiaste de clasificación, de la 467620-F, pasaste a la 467620-G con una pizca
de individualidad más que la otra. Qué bueno, por lo menos has avanzado algo; aunque
sigues creyendo en tu Dios, porque no te ha abandonado. No te ayuda, pero no te
suelta. Es un Dios bueno, porque en él, tú confías.
Una cosa te digo, te
recuerdo, como ya lo he hecho tantas otras veces. Si quieres salir de ese hoyo
en el que te has metido... Simplemente, brinca. No existe. Tú lo hiciste, tú lo
creaste como si fuera una figura de arcilla y te metiste en él, y ahora él te
aprisiona y te sofoca. Pero no te creas especial, hay millones que han cavado
su propio agujero, unos más amplios, otros más alargados, pero todos estrechos.
La mente es el grillete más perfecto y el más complicado. Ella te libera o te
encarcela.
Si has de dominarla,
aunque sea tarde en el transcurso de tu vida. Hazlo. Bota todo lo que te
estorba, modifícalo si quieres, y cree que eres especial, carajo, aunque no lo
seas, porque en verdad sí lo eres, pues el mundo es una pelota grande hecha de agua,
tierra y roca, y somos nosotros los que le hemos puesto el concreto, el acero y
las máquinas; nosotros somos los que nos hemos cercado entre paredes, y sólo hemos
dejado como comunicación con el mundo, un celular o una computadora.
Por eso, salte a
caminar, a ver que hay más allá de tus narices, esas que se han vuelto más
próximas porque le tienes miedo a las pandemias, y ese miedo lo has pasado a
los árboles, a los perros, a las flores, que no tienen la culpa.
Vete a una montaña a un
valle a un río donde no haya nadie, y grita tu nombre fuerte, fuerte, para que
sientas que vives y que seguirás viviendo, porque otros que querían estar aquí,
ya se fueron.
Quisiera…
Quisiera
Ahogarme
Contigo
En esa playa
Despacito
Y poco a poco
Hasta que me falte el aliento
Hasta que se me vayan
Las fuerzas
Y siempre
Tratando
De sobrevivir...
A tus remolinos
Y a tus mareas.
No...
Yo no te quiero querer
Si quererte me desgasta
Desde dentro del alma.
Si bien mi jardín
No es de rosas blancas
Las flores de mis geranios
Prefiero dárselas a quien
No las desprecie.
No sé
si...
La Oreja
de Van Gogh
No sé
Si aún tú me recuerdas.
Ya han pasado algunos años,
y yo, no te he podido borrar.
Pareciera que fue ayer
Cuando me enamoré de ti
Cuando tú lo hiciste de mí.
Fue el destino
el que nos separó.
Pero yo, nunca te dejé de amar
Y de seguro, tú también.
No sé si aún tú me recuerdas...
Dear Reader. If you had read this text, and if you enjoyed it, would you be kind enough to leave a short comment? Thanks.
Comentarios
Publicar un comentario