Si es tristeza lo que tú tienes...
Si es tristeza lo que
tú tienes o una depre ligera; y si crees que la causa es el aislamiento de los
demás a causa del COVID, o que es por enterarte que alguien querido está
sumamente enfermo, o por darte cuenta que te falta dinero y que al parecer no
habrá chamba por un tiempo; o porque crees, te has hecho a la idea, que ya
tienes los primeros síntomas de la pandemia.
No te preocupes. Yo
tengo una receta secreta y efectiva, que la pongo a disposición de quien la
quiera; con la única inconveniencia de que se requiere depositar una pequeña
cantidad en mi cuenta.
Cinco mil pesitos vale
ser feliz cuando no se puede, cuando se cae el mundo, cuando un hoyo negro se
abre y nos engulle completos en cuerpo y alma.
Sólo deposita esa
mínima inversión y lee mis mensajes de este blog de cabo a rabo
(cuadernodeviaj.blogspot.com), y verás que al terminar, el Coronavirus ya te
vale, has encontrado una solución a tus problemas, y hasta te has hecho de la
fórmula para hacerte de compañía ocasional (aunque sea cibernética) para no
estar solito y solitario en el sofá de tu casa.
En mis mensajes he
puesto, escondidos, mensajes secretos y una fórmula poderosa para ser feliz en
estos tiempos de crisis, de no amor y de indiferencia.
Lee primero el de por
qué reinicie con este hábito de la escritura, Regreso a Escribir; luego
te recomiendo la Declaración, y la Declaración en el tiempo del
Corona Virus, que es su complemento. Deléitate después con Amante,
que lo escribí para un amor ficticio que casi lo sentí como real.
Si de plano ya estás
desesperado por encontrar un nuevo amor, entonces te recomiendo: La que
sea... Se me hace urgente.
Otro que ha tenido
varios hits internacionales, es el En el momento ese, que lo acompañé
con un Youtube que vale la pena ver, porque quedó hermoso.
No te pierdas el Corona
Virus. Está Súper y pone de manifiesto que el confinamiento da para
escribir y para mucho más. De hecho, todos los de la serie Corona o COVID a mí
me agradan. Los más leídos han sido Corona Virus V y el III.
Y no sé por qué, pero
el de Un Quinto Diálogo me ha traído varios nuevos lectores; aunque
desafortunadamente, gratis, porque yo sigo sin ganar un centavo.
En fin, esta pequeña
inversión te salvará del aburrimiento, de una depre que no sea crónica, de una
enfermedad que no es, y hasta del suicidio; porque si algo yo he aprendido de
este confinamiento, es que hay que hacer algo, y si tienes dinero que crees que
no te gastarás en esta vida, entonces úsalo para arreglar tu casa, para viajar,
para ayudar a los demás; porque el dinero sólo debe servir para ser feliz.
¡Ah! Se me olvidaba
decir que en cada mensaje he incluido varios poemas. Estoy seguro que uno que
otro te acomoda, porque te diré que, a mí, que ya he vivido varias vidas,
todos, me acomodan y me hacen o llorar o reír.
¡Ay Dios!
Corretear lo imposible.
Ardua tarea la que me he propuesto.
Sin cejar, sin dar tregua, sin respiro.
Avanzar un poco cada día:
Un metro, un gramo, un segundo.
Dar un paso al frente
que te avienta dos atrás.
Retomar la marcha,
el empujón, la sentada,
sabiendo que la meta no se
vislumbra todavía en el horizonte.
Hacerlo sin que las derrotas
dejen huellas en tu cuerpo.
Sin perder la esperanza
Y sin perder la gracia.
Descansar sólo porque las faenas,
los golpes te han tumbado de bruces.
Aprovechar para sentir el suelo,
lo fresco de la hierba.
Levantarte más tarde,
como si fueras de goma,
o un estúpido que olvida todo.
Con la creencia que un día no lejano.
Esta estrella o esa luna, estará
al alcance de tu mano.
¿Quién eres tú?
¿Quién te presentó a
mí?
Eres la tuerca
izquierda
que embonó justo en mi
cuerda.
Diste el ancho y el
alto
de mis medidas
externas.
Te acoplaste justo a
mi
como el barro al molde
como la cera al vaso.
Y nos volvimos uno.
Uno completo
Uno más grande
que uno más uno.
Tú me quedas
como anillo al dedo.
En ti me encontrará
la herrumbre, el
polvo,
la hierba.
En tus ojos
Hay una cierta
tristeza en tus ojos,
que no es melancolía,
ni tampoco nostalgia.
Quieren aparentar calma,
una paz que no tienen.
Me miran de frente,
luego apenas de reojo.
Me quieren decir palabras
que los labios revuelven.
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