Un cachito de cielo

Escribir en uno de esos días que llaman feriados. Uno con lluvia a cántaros que te recluye en tu sala. Sentarse y dejar que las manos se muevan por sí solas en ese teclado que ha sido tu compañero inseparable por varios años; donde esos no contaron, sino las noches, las noches interminables que pasaste a su lado.

Sentarse a escribir olvidándose de las cotidianidades de afuera, imaginándote que la persona amada se encuentra en tus entornos, deseando que sólo esté ahí; para que tú la escuches ir y venir, pensando que eso es la forma más simple del amor y del cariño, sin que distingas uno del otro, porque no existe un cambio brusco entre ambos. Un día sientes confianza, el otro cariño, el siguiente, ternura; y cuando te das cuenta ya has comprometido tu alma.

Comenzar una nueva historia para que alguien desconocido la lea y diga: Me agrada. Porque en esas palabras, en esas letras y en esas líneas has dejado parte de tu vida; tu vida de vagabundo y de loco que anda suelto; loco, pero inofensivo. Un loco sin título, porque los títulos no te gustan, los repudias; y a ser licenciado decidiste quedarte como estabas, porque ya no te añadía mucho; y serlo, te igualaba a los que ya lo eran, te ninguneaba.

Pero ya llevas rato sentado y aún no has escrito nada; nada, digo que valga la pena. Eso sí has cantinfleado como ninguno. Ah, pero escribir te trae felicidad, te pinta una sonrisa en la cara, esa que necesitas para salir a la calle a descubrir otra vez el mundo; esta vez sin ataduras sin prejuicios, aceptando lo que ves como es, sin exigir, sin demandar sin reclamar; porque todo es gratis.

Ser feliz, aunque ayer no te hayas sacado la lotería para ir a dar una vuelta en avión de lujo, sin que te arrepientas de haber comprado ese cachito, porque por un rato te vendió ilusiones, las mismas que necesitas para subirte a la cima de la montaña que queda cerca de tu casa, y arriba abrir los brazos cerrar los ojos y sentir que vuelas, que vuelas alto hasta donde la imaginación te lo permita y donde la vida de los sueños guajiros no te alcance.

 

            …. ∞... ɷɷɷ …. ϰϰϰ …. ɷɷɷ... ∞ ….

 

P.D. Yo ya he probado lo que es volar a 1,000, a 2,000 metros. En el ala delta descubrí que los miedos están dentro de uno. Afuera no hay nada. Así que, confía en ti. Sé creído. Ya verás que, según tú quieras, un día eres plebeyo o Rey. Configura tu agenda con lo que quieres hacer de ti dentro de años. Si lo rebasas ni te darás cuenta, y si no llegas y quedas cerca no notarás la diferencia; pero si no lo alcanzas... ¡Caray! Algo pasó, algo hizo falta. Así que reinvéntate y llénate de acciones que te lleven a cumplir tu meta, pero en el camino no te olvides ser feliz y de hacer felices a quienes te rodean.

 

Mientras tanto, van unos poemas de cuando yo era otro, otro con veinticinco años menos.

 

            …. ∞... ɷɷɷ …. ϰϰϰ …. ɷɷɷ... ∞ ….

 

 

    PIN...

Pinche lápiz

que sólo sabe,

escribir tu nombre.

 

Pinche goma

que no borra,

tu recuerdo.

 

 

     Mi Vida

Horas de amor

y días de olvido,

ha sido mi vida.

 

Cambiando, cambiando.

De cuerpo,

de ideas,

de preocupaciones,

de apasionamientos,

de actividad,

de status,

de pelo,

de arrugas

y de tiempo.

 

Horas de amor

y días de olvido,

ha sido mi vida.

 

 

Pinche Loco

Ayer vi a un loco

que iba por la calle,

corriendo y gritando.

¡He escrito un libro!

He escrito un libro.

 

He escrito un libro

de poemas.

 

En primera, en segunda

y en tercera dimensión.

 

Un libro de poemas

que no riman.

 

Yo me dije:

¡Pinche Loco!

No se ha dado cuenta

que existen miles,

quizás millones

de locos como él,

que han escrito,

libros de poemas.

 

Ayer cuando pasaba

por los espejos

de las tiendas

de la calle.

Vi a un loco con mi cara,

que corría y gritaba:

¡He escrito un libro!

He escrito un libro.

He escrito un libro.

 

Un libro de Poemas.

 

 

             Ayer

Ayer cuando te besaba

imaginé que eras la noche.

Te le pareces tanto

con tus largos silencios.

 

Ayer cuando te besaba

imaginé que eras la muerte.

Te le pareces tanto

con tus labios helados.

 

 

 El Poeta Verdadero

El poeta verdadero

ve poemas.

En las nubes,

en los sueños.

Y aun en la sopa de letras…

 

Ve poemas.

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